jueves, 31 de octubre de 2013

Diego Recalde en el ciclo Intervenciones Literarias No Convencionales - Clásica y Moderna

Gregorio estaba decidido a tener una compañera. Muy. Él, que de tanto leer a Kafka se había levantado una mañana luego de un sueño intraquilo convertido en Kafka, en una caricatura monstruosa de Franz Kafka, necesitaba que a Milena, esa chica de la facultad de Letras que tanto le gustaba, le pasara lo mismo que a él. Nada más que a ella con Richard Bach porque Milena era fanática de Richard Bach. Sobre todo de Juan Salvador Gaviota.
Seríamos la pareja perfecta”, pensó. “Irremediablemente, estaríamos juntos. Para siempre”.
Incluso recordó que en todas las películas de terror que había visto cuando era chico, los monstruos tenían la costumbre de juntarse y armar parejas entre sí. “En Frankenstein, el monstruo le pide a Víctor su creador, que invente una mujer tan monstruosa como él, para no sentirse solo en este mundo”.
Gregorio estaba fascinado con esta opción. Y decidió engordar a Milena como se engorda a una vaca. Con el objetivo de faenarla. Claro que en lugar de darle pasto, había que darle otra cosa: libros. Libros de Richard Bach, el autor favorito de Milena. Sobre todo los que todavía no había leído.
Para su sorpresa, cuando entró a Internet, descubrió que aparte de Juan Salvador Gaviota, Richard Bach había escrito libros como Ilusiones, Uno, Nada es azar, Ningún lugar está lejos, Al otro lado del tiempo, Crónicas de los hurones, El puente hacia el infinito y muchos más…
Gregorio se preguntó si Milena podría leer tantos libros y tan rápidamente. Porque él ahora tenía una urgencia. Construir ese monstruoso vínculo lo más rápido posible. También se preguntó si se trataba solamente de leer la obra completa del escritor que uno admira para terminar siendo una burda copia del original. Gregorio sin saberlo, empezó a sospechar que en la despersonalización entran en juego también otras cosas, mecanismos más complejos; hace falta una estructura psicológica muy endeble o en su defecto, una estructura psicológica en construcción. Algo que nos sucede a casi todos en la adolescencia. El problema es cuando estiramos esa etapa.
De manera arbitraria, Gregorio decretó que Milena reunía uno de los dos requisitos aunque no supo decidirse por cuál. Y así, convencido de que convertirla al caricaturismo sería muy fácil, paseó la flechita de su mouse sobre los libros que Richard Bach había escrito y que alguien criminalmente había subido a la web.
No lo pudo evitar, fue más fuerte que él. De repente, sintió un gran respeto.
Porque será un escritor menor, como dicen en la facultad de Letras. Pero escribió y publicó muchos libros. Digo, ¡hay que escribir y publicar muchos libros! Y encima bastante gordos. Porque todos pasan las doscientas páginas. Aparte, no sólo eso… ¡los libros que escribió se vendieron muy bien! ¡Y hay que vender muy bien!”.
Y pensar que yo me burlo y lo subestimo…”.
Cuando tomo conciencia y veo el lugar donde está él y el lugar donde estoy yo, me siento un pelotudo. Un pelotudo importante. Porque… desde qué lugar me burlo de él, por favor… Si yo ni siquiera puedo escribir algo que sea mío”.
Qué prejuicioso soy. Hay escritores que considero menores por el sólo hecho de que son best sellers… Como si vender mucho y tener éxito fuera sinónimo de escritor menor”.
Hizo doble click en el iconito que decía Nada es azar y el libro se abrió como un documento pdf. Quería ver cuál era el tipo de pasto con el que pensaba engordar a Milena.

Lo leyó muy por arriba. Como suelen leerse los libros en los concursos literarios.



Diego Recalde, La Meta de Gregorio.
Viajera Editorial, 2012.



martes, 29 de octubre de 2013

Karina Macció en Clásica y Moderna - Intervenciones Literarias No Convencionales




¿Qué es lo que hace la música?
Musa tu música
Tuya que me diste devolviste a mí
cuando yo me había ido
y en esta caja me entregaste
blanca y finísima
casi transparente
me hiciste sonar
me hiciste desandar mi ida
mi sorda muñeca partida
pequeña
delicada
me entregaste la cajita
y música
Música
Música
Música
¿Qué soy si no sueno?
¿Qué soy si no escucho latir mi corazón?
(no lo escucho)
Respiro
(ahora lo escucho y me da miedo, se acelera, es un tambor desaforado, descansará? cuándo cuándo? ahora no puedo dejar de oír, mis oídos calientes me queman me retumba la frente me asusto no puedo parar y tengo miedo de esta aceleración y si me olvido de respirar si el pecho se ahoga de latir?)
Respiro
La sangre tiene un ritmo preciso, de canción
Como olas mi saliva viene y se va
Mi lengua te añora
Saber nombrarte (¡qué ilusión!)
Saber quererte
Saber
¿cómo?
Cómo saber amarte
Sólo intento
sonar
resonar
entre tus notas, tus blancos, esos momentos cuando me sacás tu mirada, me sacás de quicio y no soy
nada, me pierdo, desaparezco de la faz y qué?
como si vivir fuera un sentido
como si morir fuera una elección
sólo puedo decir
no, mejor no
sólo puedo sonar
hacer crack en mis huesos
exprimirme un poco la médula
esta carne sin forma
deshacerla
extenderla
ablandar
mi gran, enorme, dura
cabeza
cascote ríspido que busca aplastar
y yo queriendo
cantar
acá
para vos
música
nunca supe
cómo saber
sólo escribir
sólo sentir
respirar
a veces, suave, dulce
qué difícil
me erizo y la nota

se va

se va

se va


y te saludo

con reverencia

sin ironía

con besos

con amor.



Karina Macció, Mis peores poemas de amor.
Colección Valijita, Siempre de Viaje, 2012.





Este jueves vamos a Arrancándonos la piel


Nos encontramos allá para compartir buenas lecturas y un buen rato!
Karina

lunes, 28 de octubre de 2013

Performance Poética en Clásica y Moderna - Nadina Tauhil


no sé si era viernes o lunes cuando nací
pero estaba 
yo
naciendo de vos
que te par(t)ías
para mí

entonces me vi
en el espejo por primera vez
y no supe
si reírme o llorar
porque ésa que nacía
no era yo

¿cuándo nací si no fue la primera vez?

entre tus piernas
vos nacías
y yo miraba el espectáculo
te dije
duele parirse
pero no creíste
pensaste que era yo la que partía
y te dejé creer
me estabas mirando
como si me desprendiera
de vos
y me acunabas
y querías amarme
quise creerte
porque pensé que nacía
por primera vez nacía yo
unida
era tan lindo verte
vomitándome
me devolvías
no pude decirte
que ya nací y morí veinticinco veces en tus piernas
en otras piernas
cuando todavía no existías
–yo no te había vomitado–
pero no pude
y me callé
guardé las palabras
con el amor, con los hijos
para que no sepas lo que es
partirse
porque las madres somos
así: protectoras

el día que lo vomitaste tuviste miedo
¡un monstruo!
la boca entre las piernas
un monstruo cosido entre tus piernas
¿de dónde salió?
no es mío
no lo quiero
no me quiere
porque él es
uno
y yo estoy
partida

el monstruo es uno
está unido y yo no puedo

¿cómo logré vomitarlo?
no entiendo

un espejo en las piernas
el monstruo no me mira
mira al espejo
sigue ahí
a punto de nacer 
réplica inexacta de mí

yo también quiero
ser una
unida
no tener que verlo
siempre entre mis piernas

es él
el monstruo
el que me descose
el que me desata
el que me desforma
yo
antes de él
(de vos)
era
y no estaba 
desunida
desfigurada
porque no sabía 
porque no había
nada

devolveme
devolveme la voz
vomitame
volveme una
separate 
para que nazca
esta vez
yo entre mis piernas


Nadina Tauhil, ranamadre.
Viajera Editorial, 2011.




domingo, 27 de octubre de 2013

Gabriel Kirchuk en el ciclo Intervenciones Literarias No Convencionales - Clásica y Moderna


Telurias

En Marruecos existe un tipo de baile tradicional que consiste en danzar con muchas telas encima, y dar vueltas y vueltas, con movimientos técnicos de piernas, precisos. La idea esencial del baile es el desprendimiento de las telas al subir la intensidad de las canciones; y acaba cuando ya quedan todas las telas en el suelo. 
Hubo una bailarina en particular que me impactó. Soraya era su nombre. Llevaba una cara muy triste, pero no fue eso lo que llamó mi atención. A Soraya no se le caía ninguna tela. Transpiraba y se movía descontroladamente, aún así las telas se sujetaban fuerte en ella.
Al ver lo que sucedía, mi deducción fue simple y quizás infantil: Soraya está triste porque nunca se pudo desvestir.


Gabriel Kirchuk, pecespájaros.
Viajera Editorial, 2011.



sábado, 26 de octubre de 2013

Performance Poética - Belara Michán en Clásica y Moderna



mirarte con otros 
ojos nuevos 
sacar la ropa
que se pliega en tu cuerpo
al levantarse mis párpados 
empezar a mirarte
de adentro a afuera y por líneas intermedias 
entrar
con manos de nena en tus bordes
con una boca que nunca piensa
sus crudos movimientos 
solo desprende su centro, lengua libre
sale de un pozo hondo y busca aire 
como planta entre el viento
acercarme a vos 
a tientas



Belara Michán, cuerpoadentro.
Viajera Editorial, 2011.




viernes, 25 de octubre de 2013

Performance Poética en Clásica y Moderna - Mauricio Dreiling


corrocorrocorrocorrounsoplodelluviaenceguececorrocorrocorroresbalonocaigoafirmomanoenparedcorrocorroveocorrogentecorrogentenadiecorrogentecorroveocorroveotuespaldamojadaentupeloadherentesonríosonríosonríocorrocorrocorrocorrotropiezosaltobaldosafrenopienso pienso corrocorronopiensomáscorrocorrocorroahorasientocorrocorrocorromefal tael alien toes táscer cat ancercacorroccorro corro corrounpocomáscorrosícorrocorrosísísíte alcanzo
un beso
sssiiiiiggllloooossssyssiiiiiiiggllooooseeeennuuunninstaaaaaanttepeerrfffeeectooooo



entrada /








Mauricio Dreiling, Vidrio.
Viajera, 2013.

jueves, 24 de octubre de 2013

Performance poética en Clásica y Moderna - Eugenia Coiro




Cercanía*


Me mira
se agitan despojos errantes
atrás del pulover
quiero cuerpo
hago equilibrio sobre la tensa soga
el tiempo es una línea

tiemblan las manos
me vuelvo húmeda
abajo
y en la boca
hago equilibrio sobre la línea
equívoca del tiempo

se escribe el poema
como la enamorada del muro
de noche
lento
errante sobre el papel
la lengua no dice
(no puede
no sabe
se derrite
en su boca lejana
tibias chispas de chocolate)

y el rojo tiñe
con rubores
mariposa incendiaria
Y si yo te tuviera. Y si

Juguemos a no pestañear
a que me mires todo-seguido
en el universo tresmilcuatrocientosveintiseis
y ahí afuera que sea reflejo
del vacío de adentro

Él se esconde
estopa deseo
atrás de los ojos
enmudecimiento de labios tirantes
tan solo tal vez quién sabe piensa
Y si yo te tuviera. Y si

Ningún tipo de tiempo pequeño
cómplice
es posible




*Intervención de un poema de Paul Celan
________________________________________

NINGÚN TIPO DE TIEMPO PEQUEÑO
cómplice.

Arbitrariedad, un patín,
pero bajo
soplo, asalta
toda física.

Y si yo te tuviera. Y si.

Las artes de morir
centellean,
tú tueas,
yo gano.

Paul Celan, Los poemas póstumos, Editorial Trotta, Madrid, 2003.





Eugenia Coiro, Bengala Hotel.
Viajera, 2011.




miércoles, 23 de octubre de 2013

"La ruta sola..." de María Victoria Verzura



Claude Monet


La ruta sola
campo perdido
fin del pueblo
la luna se guarda
y el silencio se hace oscuro
pared de tres pisos
emerge de pie
corta
asustan
la velas encandilantes
flamean sobre la tierra
de cajones-nichos
asomando tras el muro
los dorados de las flores
ojos demonios
escalofrío de mal presagio.



María Victoria Verzura, Sentir Óseo.
Viajera Editorial, 2010.

martes, 22 de octubre de 2013

"Té y espejo", de Ricardo Czikk. Incluido en Estuche Negro.


"Not to be reproduced", René Magritte.1937.


Té y espejo

Me gusta el té de manzanillas
en invierno, edulcorado.
Mirarme en el espejo y verme
contra un fondo neutro, azulejo
que deja ver el paso del tiempo.
Ayer migró, hoy se viene,
me aborda de prepo, así,
como un pirata que se dice corsario, se halla al servicio
de una corona que se quiere anónima, que no da la cara
no se deja ver
ni siquiera en los trazos
caprichosos de mis crecientes
arrugas y surcos.






Ricardo Czikk, Estuche Negro.
Viajera Editorial, 2009.

sábado, 19 de octubre de 2013

VIDRIO de Mauricio Dreiling. Próximo título de Viajera.



paz /
pájaro nadando
contracorriente sobre nubes
recortadas al sol
absurdo de brillo
casi espectro casi luna
tatuado cielo en el mar
plegable entre su altura
                              y la orilla
entonces abrir la mirada
estar ahí
fotografía del remolino
captar el instante
volverlo emoción


un equilibrio posible


dejarlo ir




Mauricio Dreiling. VIDRIO.
Próximo título de Viajera Editorial.







Tus peores poemas de amor - Lunes 21/10



TUS PEORES POEMAS DE AMOR

*CATÁLOGO VIVO DE VIAJERA EDITORIAL*

Performances:
Eugenia Coiro * Mauricio Dreiling * Gabriel Kirchuk * 
Karina Macció * Belara Michán * Diego Recalde
Nadina Tauhil

Música en piano de Kevin Joyce

Puesta en escena: Cecilia Maugeri

Clásica y Moderna
Ciclo de intervenciones literarias no convencionales - Omara Barra

Entrada: $50 + libro de regalo
Consumición mínima: $30

Lunes 21 de octubre 20:30 en Callao 892 (C.A.B.A.)



viernes, 18 de octubre de 2013

Algunas imágenes del IV Festival de Poesía de Lima

Virginia Janza, Karina Macció y Gloria Dávila Espinoza.

Mesa de lectura con Nelson Traba C.J. Severiano y Karina Macció.

Caminando por Lima. Karina Macció, Gloria Dávila Espinoza y Fernando Reyes Trinid.

Ronda de lecturas en la Librería del Virrey. Katherine Estrada Aguirre, Carlos Mendoza, Virginia Janza, Jorge Alejandro Vargas Prado y Karina Macció.

Carlos Mendoza, Karina Macció y Virginia Janza.

jueves, 17 de octubre de 2013

Ricardo Czikk escribe sobre "La Pérdida o la Perdida", de Karina Macció - Parte II



Partida Cuatro: parir. Un parto del yo en el espejo. Un yo que sabe que proviene del nosotros. Freud decía que toda psicología es primero psicología social. No hay forma de ser sin haber sido parido, pero sobre todo habiendo sido nombrado. Lo más humanizante, presente varias veces en el texto, es ser hablado por un lenguaje que rebasa y hace nacer al Yo en el espejo. “Es ilusión / tengo que poder porque antes / antes de que vinieran / tus ojos/ mis espejos / antes yo.”  Pero también hay alumbramiento “Por ahora –tan breve momento- hay algo cálido, suave, afelpado, lleno de luz”. Dar a luz… otra forma en que se pierde una ilusoria unidad transitoria madre/hijo que se desgarra en el parto/ir del nuevo ser. “…me muestra que tengo ombligo, que de ahí salió alguna vez otra cuerda que me conectó a un antes de mí, otra mujer que me dijo “éste es tu nombre”.
Partida Cinco: la del ajedrez. “Yo, la ubicación clave, la imprescindible”. Obvia reminiscencia de Alicia jugando con la Reina, o ¿Reina vuelta imprescindible? Sin embargo, en otra referencia a ese momento en que Alicia corre en un mundo kafkiano, donde aunque vaya para adelante siempre vuelve hacia atrás, Karina sostiene“¿Salir corriendo? / ¿a qué lugar?..” y concluye en ese mismo segmento con “… ¿correr de mí o tras de mí? / ¿salirme del medio? /¿sacarme? ¿y dónde ponerme? / ¿escapar?”. Si bien podría ser la que está en el lugar clave, no sabe si está bien parada en esta partida. Quizá no sea la Reina, sino que se halle perdida. Pura pérdida. También Karina crea a su precursor J. L. Borges, quién ha escrito: “Dios mueve al jugador y éste, la pieza. / ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza /  De polvo y tiempo y sueño y agonía?”iv, dios-Dios, circularidad del origen que se resolvería en apariencia con el dispositivo lingüístico de la mayúscula. “… el cuerpo mismo es la mayúscula, que dibuja una letra gótica, rebuscada con arabescos…” sostiene Karina. La duda del origen la ubica en el  lenguaje, aquello que alimenta la obsesión del filólogo. ¿Quién es creador y quién creado? Partida infinita cómo en Borges, el anfiteatro es ubicuo, pero no es blanco y negro sino de colores estallados en todo el libro: “ceniza”, amarillo “campo de flores Van Gogh”, “peras verdes”, “rojo negro”, “mendigos violáceos ansiosos” y muchos más.
Bordes
“Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein
Hay una desesperada pregunta por el sentido. Aparece puntuada en las formas en que el término se hace presente. Algunas de ellas: 
“Un contrasentido” 
o bien 
“(casi sin sentir, porque sin sentir es sinsentido…” 
Lo que irrumpe como posible (probable) respuesta, sería salirse del límite mundano del propio lenguaje que queda acorralado en el habla, recurriendo a un salto de fronteras por medio del idioma.  Dicho de otro modo, Karina se encuentra con el límite de lo que puede decir y recurre al inglés como tabla de salvación, para volver de una manera renovada al cauce tormentoso de sus re-flexiones. 
“Take my hand /come back to the land” para seguir, como si estuviera en el recreo del colegio, “donde todo es posible, greenland, neverland, la tierra del nunca más enamorado porque nunca más es para siempre-antes-no-era-posible y ahora sí”.
No sólo rompe el cerco por el paso al inglés, sino que lo usa como excusa para crear por medio del guionado un neologismo, “siempre-antes-no-era-posible”. De este modo concretaría el intento por romper con el nunca (never) de esa tierra, también verde (green), vale decir el improbable “año verde” con que respondemos ante lo que creemos irrealizable o lo que no esperamos que suceda.
El salto idiomático entonces no es para irse, sino que para volver de otra manera al mundo. El mundo que se crea en el romance entre yo y mí, un nosotros especulado en redobles como el del poema x-y. Así por ejemplo “let me you stripped down to the bone / No-quiero-más-caras…” Si no desea máscaras, ¿puede leerse stripped como “destripar hasta los huesos”?. “Let me see you secreaming just for me” ¿Grito sí por mí? 
Remata ese mismo poema:
“(déjame / verte / hasta el hueso)
(traducir-te)
(hasta el resonar del hueso)
(hasta el fin)
(fin)
(del mundo)”  
Verte y traducirte permiten llegar al hueso, al fin de su mundo.
Algo que vuelve en el último texto del libro: 
“Border, me gusta esa palabra. Parece la  hermana deforme de la española, arrastra una erre, se impone más sonora, más todavía pronunciada por mi boca castellana: la erre resuena, es un eco que vuelve. In the border, no “estar” sino ser en el borde…”
En este último texto prosa poética con forma epistolar, se rehace la autora como “yo” que le habla al vos, al encabezarlo con “Querido Vos”v. Recurre necesariamente al idioma para escindirse nuevamente, no por casualidad recurriendo al límite, al borde del cuerpo, que es la piel que ve en el espejo, aquello que la vista deja ver. Ya no quiere ir hasta el hueso, se quiere quedar en la superficie, porque corre el aparente riesgo de quedarse sin ser amado o sin poder ser amado.
El mundo es el límite, el borde, la piel que Macció recorre con la lengua. Es la castellana que usa toda la boca para rearmar sin éxito al irrecuperable hermafrodita-andrógino, quien será sepultado por las escansiones del habla (no hay palabra sin corte en la continuidad de los sonidos emitidos). Inútilmente trata de recuperar por medio de la poesía aquello que se halla perdido, pero a la vez intenta escapar de la fascinación que le produce la unidad. 
¿Quién soy?
 “¿Quién soy?***************************************************************
Mi nombre, claro.
Mi nombre, relleno.
Mi nombre        que       va

Acá
Yo”
Moisés le pregunta a Dios por su identidad,  a lo que le responde “Seré el que seré”. El dios bíblico no tiene presente ni espacio. Se irá dando en la mente del que interroga, del que lo invoca. Multiforme, no admitirá ser idolatrado en una imagen o nombre que lo congele. 
Aquí Macció, luego de afanosamente preguntarse por quién es, se condensará en la  única forma de nombrarse, de no extraviarse en los meandros de la lengua y la ilusión del nosotros, de ser y no ser al mismo tiempo: x/y, yo/mí, estrella/estrellada, perdida/pérdida, castellana/inglesa, una suerte de ying yang que palpita a lo largo (y ancho) del libro. 
Decide que se nombrará y será
Acá-espacio 
Yo-tiempo
situando las coordenadas en que se llamará (convocará /con-bocará) sin precisar del Otro (el que se ata en el nos-otros) como lazo para mantenerse idéntica, y no estar partida, 
Pérdida o Perdida.



Ricardo Czikk

miércoles, 16 de octubre de 2013

"Para no ser..." de María Victoria Verzura. Incluido en "Sentir Óseo"


Claude Monet.


Para no ser
yo
me inventé un cuerpo 
lo rellené de nada
lo mutilé
hasta dejarlo
tan pequeño
como invisible
y hoy
frente a eso
que di forma 
redibujé trazos
finos
pinté una risa
y marqué un silencio
paloma
blanca
alas me puse
y pies que vuelen
la boca se hizo letras
dije todo
transgredí el espacio
y me hice muchas
me dejé conocer
volviéndome caramelo
te regalé un beso
y tu sueño compré.




María Victoria Verzura, Sentir Óseo.
Viajera Editorial, 2010.