martes, 20 de noviembre de 2012

Hoy: Virginia Janza en ¡Oh! Aquellos banquetes avestrúsicos...




Martes 20 de noviembre a las 20.30


Poetas invitad@s:
Virginia Janza 
Sebastián Realini 
Alejandra Méndez
Agostina López


Músic@s invitad@s:

Juana Peralta Ramos y Mechi García


Oveja descarriada

Aráoz 1047 (entre Córdoba y Lerma)



Coordinado por Juana Roggero y Mónica Rosenblum

viernes, 16 de noviembre de 2012

Viajera en Orsai!

¡No se pierdan las lecturas de Viajera en Orsai Bar! 
¡Muchas gracias a Gabriela Tavolara por la cobertura audiovisual!

 

Nicolás Di Candia en Orsai

Ser y tiempo de descuento

Introducción a la metafísica del off-side 




Ya desde los tiempos pitagóricos, la trascendencia de la geometría era de suprema importancia. Las hipotenusas más cortas son más largas que los catetos que las circundan. El balón sagrado de Pitágoras nos lleva a la comprensión del deseo secreto, el fin en sí mismo, el ilusorio poliedro.
Einstein nos dice que el tiempo es relativo a la velocidad. ¿Qué se ve al estar parado sobre un balón que avanza mientras gira sobre sí mismo mientras es atraído por un planeta que gira alrededor de sí mismo y de una estrella? ¿Se ve la expectativa del receptor, de los defensores, de las tribunas? ¿O se ve algo totalmente distinto? Nadie lo sabe, pero algunos maestros iluminados postulan que la trascendencia radica exactamente allí.
La lejana soledad tienta y seduce como los cantos de sirena, pero hace desaparecer el sentido para siempre. Retrocederá el tiempo, retrocederá el territorio, el combate cambiará de manos indeterminadamente al flamear en los aires la solferina bandera del Destino.
El Destino final en posición prohibida. Abominable ausencia de visión de futuro. Oh náyades, quién hubiera pensado en aquel inoportuno paso hacia adelante que termina con nuestro otrora prometedor porvenir. Así no se puede.
La historia está llena de caminos alternativos no transitados, de posibilidades inciertas, de injusticias consumadas, de adelantados incomprendidos en su tiempo. ¡Maldita cercanía que me ha condenado! Cual Ícaro cerca del Sol, me he quemado con las mieles del triunfo y caí humillado al mar.
¿Adónde van los goles anulados? Es un misterioso destino, fuera de toda estadística, al que sólo acceden unos pocos elegidos luego de pasar por pruebas que hasta ahora ningún mortal ha logrado transponer. Su existencia intermitente los hace difíciles de ver de lejos, como púlsares de gol.
Imborrables recuerdos causan imágenes indelebles en córneas que luego no sirven para ver otra cosa. Una distancia indetectable para el ojo humano es la diferencia entre el triunfo y la derrota. Valerosos son aquellos que logran traspasarla, esquivando geometría y puntapiés. Veneremos a nuestros héroes del pasado, intentemos ser como ellos sin dejar de ser como nosotros. Llevemos en el fondo de nuestro ser el sentimiento que nace en cada carrera solitaria contra el Universo. 

Nicolás Di Candia

Karina Macció en Orsai



Nada puedo pedirte y todo lo quiero.
Quiero al otro que sos, al que decidiste no
sacar
al que encerraste bajo llave en el pasado feliz antes de que quisieras ver
el infierno
esa temporada te persigue
y decís que es tuya para liberarte
decís que es tu esposa
para sentir que sos
alguien completo
eficaz
alguien que funciona
alguien
social
político
alguien que miente sobre quién
es qué quiere
ser.

Karina Macció

Diego Recalde en Orsai


Por mis dotes como presentador, que solamente vio el que me contrató, me ofrecieron presentar a Adolfo Bioy Casares en un acto que se hacía en su homenaje.
La cuestión es que antes de salir a presentarlo, se me antojó pensar tras bambalinas, qué pasaría si en vez de Adolfo Bioy Casares lo presentaba como Rodolfo Bioy Casares.
Y me festejaba el chiste internamente. Haciéndomelo una y otra vez.
Lo cierto es que cuando Bioy entró al escenario, ¿qué hice? Lo presenté como... ¡Rodolfo Bioy Casares!
Él, con ese humor inglés que le quedaba tan bien, dijo:
–Muchas gracias… Disculpen si no pudieron hacer este evento antes por culpa de mi salud. Trato de enfermarme seguido para escaparle a los homenajes… y a los presentadores. 

Diego Recalde

Aníbal Ilguisonis en Orsai


El flaquito, mi amigo del alma, cuando después de tomar una botellita ya no daba más, me decía:
-Flaquito (porque los dos somos flaco o flaquito, ja), estoy farfoil (con cierta entonación idish ruso polaca). Y me hacía un gestito de game over moviendo las palmas extendidas una sobre otra. Hora de pedir la cuenta y marchar.
Un día descubrí qué quería decir el flaco y lo llamé para contarle.
-Che boludo, ¿sabés de dónde viene farfoil?
-Ni idea flaquito
-Es el famoso forfai, ese que viene del boxeo cuando empieza el conteo del nock out. four, five, six. Mi viejo lo decía siempre, te acordás? lo que no sé es por qué lo decis al revés, y con tonito moishe. Será porque lo lees en idish? jaja
Forfai, dudo que muchos de ustedes usen la expresión… pero farfoil… apuesto a que ninguno. Imagino que  pronto Orsai caerá en este saco del olvido. Aunque nunca se sabe, con la globalización y el inusitado interés que despierta el fútbol y el lomo de los futbolistas en las mujeres, es posible que la palabra haya llegado para quedarse. Ahora bien, que es Orsai? El offside siempre fue la regla más difícil del fútbol: en el momento en que sale el pase hacia un jugador, el delantero no puede estar entre los defensores y el arco rival. Se entiende? En los partiditos sin referi, se juega sin offside, es así. Porque es un quilombo. Cuando hay jueces, los de línea con sus banderitas amarillas son los más sufren las puteadas de la hinchada. Porque el offside suele ser finito, y da lugar a muchas dudas.
El jugador puede dormirse y quedar en offside, pero por lo general, “cae” en la trampa que le hacen los defensores rivales (el famoso paso adelante). Pero quedar en posición fuera de juego suele ser responsabilidad de dos, el que pasa y el que recibe el pase. Y ahí empiezan las discusiones: boludo, para que me pasás. Y vos huevón, siempre quedás mal parado!
Pero el Orsai no fulbolero parece algo distinto… fuera de juego, quedar en evidencia, estar out. Piedra libre, te vieron todos, vas en cana. Escrachado. Recuerdo una de deolindo bittel, compañero de fórmula de Luder en 1983: la opción es liberación o dependencia, y nosotros elegimos ¡DEPENDENCIA! ¡¡Orsai mal!!
En lo que a mi concierne, mi relación con el Orsai ha sido tormentosa. En particular, con la lectura. Durante años sufrí pánico escénico, la semana previa a cada lectura era una verdadera tortura. El insomnio un oasis, porque no podía dormir sin caer en las peores pesadillas: subía a leer y no me había olvidado los textos, me quedaba sin voz al presentarme, o un auditorio repleto, como en un circo romano, me bajaba el pulgar riendose de mis bellos poemas. Durante aquellos días previos caminaba por la calle en un peligroso estado de enajenación, y totalmente intratable, en mi casa nadie me soportaba.
Ahora bien, más allá de toda fantasía de desaprobación, de ridículo, o inclusive de plagio, me cuesta aplicar la idea de orsai a la en mi casa estaba escritura. El trabajo es siempre con uno mismo, la búsqueda de la propia voz, de la expresión que brota o estalla. No hay un otro levantando la banderita del fuera de juego, no hay un jugar a las escondidas. En realidad puede haberlo, pero la intención es otra: encontrarse con la propia voz, como con la propia vida. Un
destello, un encuentro fugaz quizás. Una voz que se transforma. Una experiencia intransferible. En eso estamos.





Edgardo Scott en Orsai


Siempre le tenía una particular aversión al Orsai. Venía del fútbol; tempranamente, y jugando de mediocampista en cancha de once, no podía entender a los delanteros que quedaban en Orsai o, en otras acepciones menos lunfardas, “fuera de juego”, en “posición adelantada”. Todavía no comprendo bien por qué surgía en mí aquel odio. Recuerdo que se los reprochaba con violencia. Me parecía una negligencia, una distracción, una ingenuidad inaceptable. Lo mismo me ocurría cuando veía un partido por televisión. Pero ahí era mayor mi impotencia, y también mi desprecio y mi furia, porque no podía intervenir de ningún modo.
Uno de mis mejores amigos siempre jugó de delantero. Y si bien él muy pocas veces quedaba en Orsai, me decía que el delantero debía, remarcaba eso, debía correr antes, para ganarle un tramo quizá decisivo al defensor. Es un razonamiento lúcido. Además, es el mismo amigo que cuando, por ejemplo, en una reunión, yo veo chicos corriendo alrededor de una mesa o un patio estrecho, y no puedo dejar de pensar que alguien debería calmar a esos chicos, porque de otro modo alguno va a terminar llorando, con un labio roto, un golpe en la frente o un diente partido, ese mismo amigo, me ha dicho. “Pero se tienen que caer”, “algún día se van a caer”. Otro razonamiento lúcido. De hecho pienso que en casi todos los deportes o gimnasias extremas, lo primero que se aprende es a caer.
De modo que mi aversión por el Orsai se ha aligerado con el tiempo, si bien, debo confesarlo no se ha extinguido del todo.
Y con respecto al otro Orsai, a la trampa pirata en el argot porteño, al coqueteo infiel, tal vez no sea tan distinta mi opinión. El mismo ciclo: mi aversión primera, moral, y mi lenta comprensión. Quién no queda en Orsai, o en offside, para volver al inglés primitivo que supo inventar el juego, quién no queda en offside nunca arriesga ni arriesgó nada.
Creo que esa debe ser mi postura actual: prefiero el riesgo, cierto riesgo, al menos un riesgo inteligente, sobrio, a una medianía fría e intrascendente. Prefiero el offside, un gol con la mano, a un cero a cero. 

Edgardo Scott

Martín Jiménez Guerra en Orsai



Escribir poesía en un mundo que no lee,
es estar en Orsai.
Es la osadía y la odisea
de vestir la mirada de poeta
y desnudar con impertinencia la vida de los otros.
Y si hace frío,
la de uno mismo.
Escribir es estar fuera de lugar con lo habitual.
Es levantarle la falda a la vida. Manosearle el corazón a la muerte.

Estar en Orsai es haberse quedado solo.
Sin nadie alrededor
en una situación inválida,
ante la posibilidad de.

Escribir es estar solo,
en un estado de ebullición,
ante la situación válida de encarar al papel,
tomarlo por la cintura,
y susurrarle al oído dos o tres metáforas sucias.

Los poetas
besamos sin los labios,
tocamos sin las manos,
vomitamos lo que escribimos,
escribimos como vivimos,
vivimos como podemos: en Orsai.

Cecilia Maugeri en Orsai



Según Wikipedia, “slogan” deriva del gaélico escocés “sluagh-ghairm”

y significa “grito de guerra”.

Por ejemplo: “Your country needs you”

donde se puede escuchar claramente la incitación al combate en la palabra YOU y en el dedo índice de Kelly Lord Kitchener apuntando hacia el público.

Grito que tuvo muy buena acogida y fue reeditado en Norteamérica con una leve variación:

“I want you por US Army”

Acá podemos ver la gran misión:

Cómo cambiar de YOU a US

(I want) you for us (Army)

US, nosotros

U.S., United States

unidos por la misma causa:

porque pertenecer tiene sus privilegios.

(¿se puede unir sin separar?

¿Cómo hicieron las placas tectónicas?

Quiebre-Quibre

por un lado y por el otro

se desplazan

choque-hundimiento

separación-desgarro

se estira

se queda en carne la tierra

y lo que al principio eran los gajos de una pelota de fútbol

ahora es un cuerpo que estalla, ebulliciona, se derrite, quema, se esparce viscoso, hirviendo, líquido apocalipsis, revoluciona, destruye, aplasta, decanta, se endurece y queda montaña-valle:

un mundo con relieve)

US, nosotros

no somos el mundo

¿entienden?

nosotros somos un gajo

necesitamos estar juntos

porque pertenecer tiene sus privilegios

¡Sí! Yo quiero formar parte

(¿se imaginan?

Un mundo donde pertenecemos

hay lugar para todos

somos bienvenidos

cada uno es un gajo de una gran pelota y rodamos

hacemos jueguito

nos revolcamos entre los pies

nos pasamos de la raya y nos vuelven a meter en el rectángulo

nos llevan al orsai, al fau, al fuera, al silbato, volver a empezar, en círculos, seguimos rodando, atravesamos el rectángulo en toda su extensión a grandes zancadas, en zig zag, y de vez en cuando

también hacemos gol)

……………………., mi buen amigo

esta campaña volveremo´ a estar contigo

te alentaremo´

de corazón

esta es tu hinchada que te quiere ver campeón

no me importa lo que digan

lo que digan los demás

yo te sigo a todas partes

cada vez te quiero más

Adentro del arco

la pelota deja de moverse

el mundo se detiene

y quedamos así, congelados

la mitad a favor, la mitad en contra

porque pertenecer tiene sus privilegios

seguimos la evolución natural

después de la erupción viene la glaciación

somos lava hirviente, hielo indiferente

somos el mismo polo repetido

la experiencia bipolar

los hemisferios

los partidos

los pedazos

retazos mínimos

unidos

porque pertenecer tiene sus privilegios

jueves, 15 de noviembre de 2012

Presentación Viajera!!!



¡Fiesta de colores! 

Llegan los nuevos títulos de Viajera Editorial

Sonomama * Néstor Cheb Terrab
La meta de Gregorio * Diego Recalde 

Viernes 23 de Noviembre, 20 h
Casa de la Lectura (Lavalleja 924)


Con la participación de escritores y periodistas.
¡Música y brindis para festejar!


Sonomama
la huella en la nieve
surgida de la nada
lleva medias negras
los felinos oscurecen
la lluvia
entre objetos oxidados
emerge luz de su boca
liquido amniótico
su ojo quieto les habla en japonés
el nombre posee los secretos
de la contemplación
persistentes al odio
al sexo a la muerte tal vez
no quiere que la vean
tan pura
o no
quiere
serlo *

*Poema titulado “de nombre sonomama”; en sánscrito, “tathata” o “kono mama” en japonés: uno no hace nada, no piensa nada, simplemente “es”. Uno simplemente “es”.

Néstor Cheb Terrab




La meta de Gregorio 

Una mañana, Gregorio se despertó de un sueño intranquilo y se encontró convertido en Franz Kafka. Estaba tirado en su cama y al levantar un poco la cabeza, vio que tenía puesta una camisa blanca gastada, un traje negro también gastado, unos zapatos negros sin lustrar, una corbata del mismo color y un sombrero gris.
–¿Qué me pasó? –se preguntó Gregorio.
Y se dio cuenta de que no era un sueño. Porque su habitación seguía siendo la habitación de siempre. Arriba de su escritorio estaba la computadora, la impresora y la pecera, con un solo pez.
Detrás del escritorio, estaba su biblioteca repleta de libros.
Colgando de uno de los estantes, había una foto de Franz Kafka sostenida por una chinche, que el mismo Gregorio había recortado de una revista literaria.
Pegadito a la biblioteca, como empotrado en la pared, había un gran espejo que apuntaba directamente a su cama. Gregorio se miró en él y se impresionó con lo que vio. Bueno, no era para menos. Su cara y su cuerpo, ¡eran la cara y el cuerpo de Franz Kafka!
Al principio, descubrir que se había convertido en el escritor que tanto admiraba, lo llenó de alegría. Pero el nuevo cuerpo era pesado, muy pesado, y le generó unos terribles dolores musculares que acabaron con esa sensación de felicidad que había sentido al principio.
Afuera llovía. La lluvia lo melancolizó.
“No puede ser lo que me está pasando… Tengo que estar soñando… ¿Y si sigo durmiendo y me olvido de toda esta locura?”.
Pero quiso seguir durmiendo y no pudo.
“Reconozco que todo lo que estuve escribiendo en estos últimos cinco años tenía un parentesco con Kafka. ¡Pero nunca pensé que fuera para tanto!”.
Arrastrando la espalda, se deslizó lentamente hacia la cabecera de la cama para poder levantar un poco más la cabeza. Pero se encontró con que tenía el sombrero ¡pegado a su cabeza! Esto le dificultó aún más el desplazamiento. Para colmo, el traje que tenía puesto, por más que quería, no se lo podía sacar. Estaba adherido a su cuerpo. Como una capa de piel más.
Gregorio no la estaba pasando bien. Sentía que se quemaba con fuego, fuego con el que había estado jugando estos últimos años.
 Diego Recalde


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Aníbal Ilguisonis en Viajera Visita


Aníbal Ilguisonis es padre, marido, editor, viajero y muchas cosas más. Estudió sociología. Publico la serie Islandia (Siempre de Viaje, 2007) y el libro clin caja (Viajera, 2009)









Aquí, un poema inédito para compartir:

La floresta arremete
me pierdo en ella
balconeo sostenido en lo alto de las palmeras
y las hojas de un banano
como orejas de elefante
me abanican mecidas en la brisa del mar
Desde el morro el agua me circunda
soy la isla
isla verde
isla selva
la floresta adornada con flores
guirnaldas lilas y rojas fuego
asomando entre el verdor.
Es carnaval en Rio
y la isla parece vestirse con trajes de colores
pero no, es su ropaje natural
su color inimitable
exuberancia
la vida que desborda
la vida en constante movimiento
el verdor que no cesa
las frutas que caen maduras
hormigas carnosas se abalanzan
insectos, bichos ansiosos
acechados por arañas gigantes
que tejen finas sedas pegajosas.
Allí unos monos cuelgan de ramitas
se hamacan con sus colas
uno se suelta y vuela hasta mi balcón
lo espero con una fruta sin cáscara
una banana que arranca de mi mano
la troza y come de a bocados
alerta
de mi.
La floresta y el mar
la libertad que desborda
verde celeste
transparencia
acuarela
las rocas gigantes se sumergen en la costa
y un mundo subacuático me llama
me muestra su cara de sirena
y soy un niño que todo lo quiere
perverso polimorfo indetenible
Pero Miguel aparece (como un genio de la lámpara?) y me pregunta
“mais uma caipirinha”?
y descubro que no hay nada pero nada en este mundo
que quiera más en este instante


Miguel la deja sobre la mesa
y sorbo el líquido afrodisíaco lentamente
saboreando
sonriendo
Enciendo un cigarro
y aspiro en el humo la fragancia de este mundo fantástico
irreal.

Y me pregunto una vez más
como tantas otras veces
si esta isla en que me convierto
no es mi plausible realidad

Y si aquel otro mundo
 “tan atareado y tan contable”
tan temeroso y preocupado por lo que va a venir
tan necesitado de necesidad
no es más que una inquietante construcción.

febrero 2012  

martes, 13 de noviembre de 2012

Cecilia Maugeri en Viajera Visita

Cecilia Maugeri es profesora y licenciada en Letras (UBA). Coordina talleres literarios en Siempre de Viaje y forma parte del consejo editorial de Viajera. Publicó los libros malapalabra (Viajera, 2009) y visitante/the visitor (Viajera, 2011).







Aquí, un fragmento de Control-O-Matic:



¿qué hacés ahí en el medio
en el medio de todo
qué hacés en el centro?
en el centro que hay que buscar
en el centro que conecta con todo
el centro de la galaxia

el ego
es acá
es lógico
ego-centrismo
Egg-O-Matic
una máquina-huevo
Fabricamos Huevos
ponemos la voluntad al principio de todo
con voluntad todo se puede
podés conseguir lo que quieras
con deseo y voluntad
-con huevos-
tenés el mundo en tus manos
tenés fuerza, coraje, valentía
podés hacer cualquier cosa
t o d o p o d e r o s a


¿Qué vamos a hacer esta noche?
Lo mismo que hacemos todas las noches:
Tratar de conquistar el mundo.

No es una joda. No soy un dibujo animado. Soy una maldita maniática controladora. Pero no tengan miedo porque soy una fracasada, porque igual que en los dibujitos mis planes siempre salen mal. Hay que tener fe en que las cosas buenas que salen del corazón siempre funcionan, a la larga. Como tengo un ego gigante, maquinal y autónomo, automático, que se enciende solo, sabe lo que tiene que hacer, se entromete, decide, convence, se luce, gana adeptos, se desarrolla, mejora sus técnicas, es ante todo intelectual, lógico, bello, bellísimo, claro, vanidoso, orgulloso, brillante, sonriente, galán, un ego magnífico, quien podría dudar de él, quién podría cuestionarlo, ponerlo al borde, increparlo, sí, Usted:
¿Cuáles son sus intenciones? ¿Qué pretende Usted de mí?
Aprovecharse de mi cuerpo, de mi alma, de mi lugar en este mundo, tomar todo, hacerse el dueño, ser el líder, andar como pancho por su casa, hacer lo conveniente, lo que a Usted le conviene, claro, ¿quién le dijo lo que es mejor para nosotros? Usted no es un jefe responsable, será muy lindo pero no puede pensar en el grupo, no atiende a las necesidades de este cuerpo que se le ofrece entero, a Usted qué le importa, Usted ama el chocolate y qué bien que le hace comerlo, le sube el azúcar y cada vez brilla más, ¿pero nosotros? Hay que digerirlo después, hay que caminar con la carga del azúcar en la sangre.
A Usted no le importa.
Usted sigue adelante, no se imagina que algún día podemos tomarnos la revancha, algún día puede ser que Usted quede expuesto, que sea evidente su trato sucio, que de verdad nos defraude, que no confiemos más en su liderazgo, que creamos, que tengamos fe en que las verdaderas decisiones vienen desde otro lado, que finalmente escuchemos al unísono, que podamos ver que tenemos fuerza y que Usted… Usted sólo tiene una musculatura de aire que se pincha tan fácilmente como las ilusiones.
¿Sabe una cosa?
Yo puedo verlo. 
Ahí está, tan seguro de su fuerza, pero tan pequeño. Tan necesitado. Usted mataría por una golosina. Usted se cree el dueño del mundo, se piensa más grande que lo grande, es imposible que pueda registrar su verdadero tamaño. Voy a decir algo que le parecerá escandaloso: usted es un enano. Un enano de jardín, un pitufo. Sí, un pitufo vanidoso. Usted se mira al espejo y se ve radiante. Yo lo miro en el espejo y sé que somos inseparables. Y que como usted, yo también me veía hermosa. Pero, ¿sabe algo? El mito de Narciso también termina mal.

Espejito, espejito, ¿quién es la más bella del bosque?
Hay alguien más bella que Usted. La más bella es el alma.
¿Dónde está el alma?
¿Para qué quiere saberlo? ¿Para deshacerse de ella? ¿Para eliminarla? ¿Para garantizar su reinado? ¿Nunca jamás va a parar? ¿Nunca va a detener la máquina? ¿No se queda sin pilas, no se agota, no se rompe, no se desarma?
Control-O-Matic está fabricado a prueba de balas, de preguntas, de espejos, de argumentos.
Control-O-Matic es irrompible e irresistible.
Control-O-Matic es muy fácil de usar, puede salir al ruedo en cualquier circunstancia.
Con Control-O-Matic usted siempre quedará bien parado.
Recomiende Control-O-Matic a sus amigos, ellos se lo agradecerán y se propagará la forma más feliz de ver el mundo, el placer de la omnipotencia, el disfrute a toda costa, ¿saben? ¡¡¡El ego puede disfrutar aún en la desgracia porque no se alimenta de la realidad!!! ¡Es fantástico! ¡El ego construye realidades paralelas para poder seguir subsistiendo, vive en la fantasía, siempre gozando en su palacete, sus golpes no duelen porque pueden ser amortiguados por cualquier tipo de dulce!

(Es tan molesto el dolor de ego. Nada puedo aprender de él.
Soy vanidosa, sí.
Cómo me cuesta aceptarlo.)
(Y yo que pensaba que estaba acá.
Y yo que creía que estaba bien parada en la realidad.
Yo, esa misma yo, en realidad estaba cazando cachirlas de merengue con Blancanieves, la más hermosa del bosque.
Y yo que en el bosque también era 7 hombrecitos diminutos, uno para cada día de la semana, uno para cada pecado, uno para cada maravilla, tan ideal, tan ordenado, uno para cada séptimo del cuerpo, entre los 7 hacemos uno, 7 en 1, tan económico, nos alcanza con lo que tenemos, 7 pedazos de hombre emparchados en un príncipe Frankenstein que hay que hechizar, digo, mentira, digo, hay que besar para salir del cofre de cristal, del amodorramiento.
Ah! Sí! Porque ahora soy Blancanieves, la más hermosa del bosque, descansando en un bruto ataúd de cristal de Bohemia. ¡Oh, qué fantástico!
Muerte con glamour, con estilo, con astucia.
¡Yo soy la más bella del bosque!
¡Yo soy la bruja, la asesina!
¡La reina maldita, embaucadora, cruel y déspota!
¡Yo soy el disfraz de la juventud y la belleza!
Ja j aja j aja j aja ja aja aj aj aja j aj a aja ajaaj
Ja j aja j aja j aja ja aja aj aj aja j aj a aja ajaaj
¡Y también soy la manzana y el veneno!
Y el bosque entero.
Yo soy un cuento de hadas) 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Karina Macció en Viajera Visita



Karina Macció nació en Buenos Aires en 1974. Ha publicado los libros Diario de la Transformación, La Pérdida o La Perdida, Impresos en rojo, Lestrygonia, Ferina y Pupilas estrelladas. Es licenciada y profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Dicta clases de Semiología y es coordinadora de talleres literarios, de creatividad y redacción. En 2005 crea Siempre de Viaje – Literatura en progreso, espacio que dirige dedicado a la difusión y producción literaria. En 2008 funda Viajera Editorial que publica autores contemporáneos en ediciones con un diseño muy cuidado. Se dedica a la gestión cultural, realizando encuentros poéticos y artísticos.

Aquí, un adelanto del libro inédito Amarillo


Alguna vez pensamos que teníamos una canción
Alguna vez pensamos que no podíamos vivir el uno sin el otro
Alguna vez pensamos que si no nos veíamos, moriríamos de amor
Moríamos de amor
Todo me sale como si fuera una canción que nunca fue
Yo sé cuál y vos también
Pero no es "nuestra" canción si no hay un nosotros y lo que hay es lo que queda escrito hoy, acá, en esta hoja, conmigo recordando nostálgicamente, porque no hay más que eso, un yo que ya ni siquiera soy –a medida que lo escribo me deshago y cambio– añorando un momento como si fuera un bebé que mira un móvil sobre su cuna, así, con esa candidez y estupefacción, con esa sorpresa de recién llegada al mundo y ¡todo lo que pasó!
 ¿Cuánto tiempo necesitaré, cuántos dobles, cuánta música imágenes letras voy a acumular para creer que te olvidé? ¿Por qué quererlo? ¿Y por qué caer en el lugar del enamorado abandonado cuando nunca lo fui?
Lo que quiero es otra cosa
Lo que quiero no existe
Tenerte como te tenía en mi cabeza antes de tocarte y justo al principio porque no eras vos, era yomismaretrocedida, vuelta al pasado, 15 años en la boca y en la punta de los dedos, y vos eras eso: una piedra de toque
yo rebotaba y rebotaba feliz, adolescente y ese movimiento también ay! cuánto dolía! pero era sentir lo que importaba, salir de la inercia predeterminada que parece a veces, cuando la dejo, imponerse, escapar de mi vida porque era demasiado perfecta y tenía que transformarme, ser más, y todavía no podía porque el miedo me acechaba como un animal depredador, un tigre tan maravillosamente perfecto, tan mío, que hasta me sentía importante de ser su presa, perseguida por él ella era la damisela radiante en el bosque de las delicias y siempre joven virgen inocente vagaba a entregarse a las bestias, porque llegaba desprevenida, caperucita, y al verlas ellas –las bestias– eran tan delicadas como pompones de algodón rosado en el medio verde oscuro de ese boscaje entramado y sombrío, ellas hacían –como hadas– otro mundo dentro del mundo y al venir caminando perdida, ella –la protagonista– las espiaba y creía no ser vista, creía ser ella la Cristóbal Colón, la viajera descubridora que decidiría entregarse al paraíso para nunca retornar al mundo convencional y cuadrado del que procedía... Pero las bestias sabían de antemano quién pasaría por allí y se habían ubicado formando un cuadro hermoso, primitivo y artificial, con el reborde artístico que encantaría a cualquier sensible que sueña despierto, que sobreimprime realidad en realidad, cualquier soberbio que confía más en sus ojos que en su carne, que se pone alerta, pelos de punta, pero los ojos no, bailan con las pestañas, se entrecierran hechizados por la belleza superflua, primera y volátil.
(al final, te corresponde un pronombre femenino, y a veces, plural).
Qué gracioso, no? Cuando lo que yo veía era ese chicohombre desterrado, el caballero que me rescataría de algo –no sabía bien de qué pero para que la fantasía funcionara yo debía estar en peligro y debía ser rescatada– y en ese acto, finalmente, él se reconocería como en un espejo que había perdido mucho tiempo atrás, y su nombre recuperado a partir de la pronunciación del mío, quedaría inextricablemente enlazado como las ramas de un rosal maravilloso que todavía no había dado ninguna flor.
Pero el rosal sin flores –que así se llamaba y a mí no me importó, pensé que era una situación no un ser, pensé que el nombre era vacío e injusto– era una maraña de espinas puñales y lo rojo que se veía nunca se haría flor porque era sangre de los que habían intentado atravesarlo.
Y viéndote así yo me deformaba porque la caballera era yo (recursiva y melliza).
La caballera era yo, las serpientes, las brujas, las bestias, las reptilíneas, las espejadas, las desenvueltas y enrolladas, las estúpidas, las violadas, las acribilladas, las rompidas, las embarazadas, las envejecidas, las moribundas, las embebidas, las histéricas, las coquetas, las que no dan para más, las animales, las mentirosas, las tentadas, las puritanas, las vendedoras, las infames, las misteriosas, las arrastradas, las vírgenes, las escribidas, las contadas, las nada paridas, las todas muertas, las hermanas, las conquistadoras, las nunca princesas, las piratas, las navegantas, las alemanas, las dalilas, las olorosas, las cabezonas, las apedreadas, las fálicas, las inteligentes y articuladas, las raídas, las profesoras, las encargadas, las pelotas, las amarillas, las personajes:

La caballera.


martes, 6 de noviembre de 2012

Néstor Cheb Terrab en Viajera Visita


Néstor Cheb Terrab nació en 1960 en Buenos Aires.  Realizó estudios de Economía y Psicología Social. Asiste al taller Tangerina, coordinado por Ana Guillot. Sonomama es su primer libro de poemas.







Aquí compartimos el poema que da nombre al libro:

la mujer calva camina
distraída
parece retroceder
hacia su rostro
toma el violín desnuda
la sonrisa esconde
interludios
de un sacro blando
vulnerable
es eso que se oculta
del ridículo
en la lágrima
flores de cerezo
a la entrada del volcán
lava mercúrica en esferas
(quedarse es aprender
lo tácito)

en lo más pequeño
refugia lo que crecerá

su belleza derrama
un gesto en la penuria
dos beduinas vestidas de negro
collares y pulseras
colores y movimientos suaves
en las manos
en cuclillas una mujer dando a luz
frente a un espejo sostenido por niños
en caos crepuscular

tiene ojos animée
su respiración psíquica gotea
se recuesta en la orilla
al vaivén de los líquidos
(cuando encuentre su boya
amará el ámbar)

el secreto son las víboras
su atracción desmesurada
la parálisis a pesar
de los cristales
la transformación otorga
protagónisis
a las apariencias
escucha con su nariz los minerales
un escorpión camina por sus senos
en el descanso de la marea
sonríe mientras duerme
para verse a través

el violín mojado atesora
huellas
perlas que brillan
al acercarse al entierro
de las miradas
al alcance de su mano
la matriz
de la seducción
una parte del cuerpo
en el agua
las piernas palpitan
la tortuga descabezada arriba
mientras desaparece

la huella en la nieve
surgida de la nada
lleva medias negras
los felinos oscurecen
la lluvia
entre objetos oxidados
emerge luz de su boca
liquido amniótico
su ojo quieto les habla en japonés
el nombre posee los secretos
de la contemplación
persistentes al odio
al sexo a la muerte tal vez
no quiere que la vean
tan pura
o no
quiere
serlo (6)






(6) Poema titulado “de nombre sonomama”; en sánscrito, “tathata” o “kono mama” en japonés: uno no hace nada, no piensa nada, simplemente “es”. Uno simplemente “es”.

Viajera Visita Orsai Bar


¡No se lo pierdan!

Los esperamos el miércoles 14 de Noviembre a las 20 h
en Orsai Bar (Humberto Primo 471)



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lunes, 5 de noviembre de 2012

Virginia Janza en Viajera Visita


Virginia Janza es profesora y licenciada en Letras (UBA). Coordina talleres literarios en Siempre de Viaje y forma parte del consejo editorial de Viajera. Publicó los libros La cajita de Pandora (Viajera, 2008), Ocultemos (La propia cartonera, 2010) y Lado Géminis (Viajera, 2012).









Aquí, un poema de Lado Géminis para compartir:

de noche puedes ver
como un gato


en un juego de espejos
nos lamemos
sin cerrar la boca un instante
nos hablamos
se ha partido la represa y las palabras nos asfixian
en el cuerpo sólo queda
el deseo
tus manos de domador
subyugador de animales
una mirada basta
y me perforo
me saco toda la piel del lomo
mamífera amamanta
sin ser yo
la mantis de siempre
reprimo un impulso asesino
quizás por miedo
quizás por precaución
dejo encendidos los ojos
enrollo la lengua a la nuca
(¿me ves? ¿sabés quién soy detrás del pelaje?)
detrás del idioma el habla se acuesta para embelesar
y nosotros seguimos tocando, seguimos bailando, seguimos latiendo
de a pares
los aullidos se caen a pedazos, de a pares
los colmillos que siempre quisimos ocultar crecen de a pares
de a dos
muchos más
el arca de noé y el experimento para perpetuar la especie
dos que esta vez se potencian y se agrandan
dos que son universo, prehistoria, naturaleza viva:
porque tenemos brazos
piernas
cuellos y bocas
tenemos pelvis
tenemos un montón de cuerpo
un montón de ganas
tenemos solamente esta noche para multiplicar.

Lo nuestro se divide en partes iguales.

–No, mentira, lo tuyo dura menos que lo mío
es más intenso o más prolongado o más fragmentado o más evacuado o más más más más más más más más

(¿tus palabras son como las mías?)

–No acabes nunca, por favor
quiero que esta noche dure todas las noches
que se me estampe en el cuerpo
se me plasme tatuaje indeleble
se me meta tan adentro que ya no pueda respirar
sin expirar en mi propio aliento el aire de este encuentro
quiero-que-no acabes nunca
que mis sensaciones sean múltiples y eternas
que cada nueva vez sea una historia repetida
copia fiel
uno+uno igual a nosotros
nosotros es ahora
una fusión más que sumatoria
un negar
centenares de números
somos
átomos que se parten en un borramiento de la identidad
narcisistas caemos dentro del lago
apagamos las luciérnagas
y caminamos a tientas por un bosque
lucecitas somos
felinos grandes
panteras negras que se trepan a los árboles
acechamos sin maldad
sólo para medir la garra
entrenar el colmillo
enterrarnos en la boca una palabra que diga
más más más más más
que nos diga
un habla imperecedera que sea de nosotros
sensacionar con cada vocablo con cada fórmula de comunicación
una esponja absorbente de mi piel de gallina y de tu irte lento y seco
un beso sin labios sin lengua sin fluidos
un suave rozar
–los ojos que potencian
amortiguan
amalgaman–


(¿alcanzarán las palabras a nombrar?)




la represa ha soltado
la represa ha soltado las palabras
y ya no nos podremos nombrar