sábado, 29 de septiembre de 2012

Yair Magrino en Viajera Visita


Yair Magrino (1982) nació en Caballito. En 2007 ganó el concurso de cuento breve “Musas en el aire”. Ha publicado en la revista literaria “Proyecto Sherezade” (Canadá) y ha sido traducido al inglés. En 2008 comenzó a formar parte de “Alejandría”, grupo de narradores del cual es integrante hasta la fecha. En 2009 publicó “Porcelanas” por Milena Caserola, su primer libro de cuentos. Es cofundador del ciclo “Club Zuviría”, evento que buscaba reunir, en una sóla noche, todas las disciplinas artísticas. Es colaborador en distintas revistas y sitios literarios y culturales. En conjunto con el Grupo Alejandría ha organizado el “Premio Alejandría 2011 de Cuento Breve” y en 2012, ha participado de la organización de la “Convocatoria Itaú de Cuento Digital”.

Aquí, un adelanto de su novela Wonderboy

Level 9
Tenés que olvidarte, si no hay hilo por dónde ir tirando, dijo Viento en relación a Sirena, lo mejor es que te olvides. Ese día bajamos a Barcelona con nuestras cabezas rapadas y una pseudo cresta con la intención de festejar mi recibimiento en el curso de periodismo. Mohawk, había dicho Cepillo que se le decía a nuestro peinado. No le entendí y respondí que yo era Wonderboy, no mohawk, y que Viento era Viento, no mohawk. Con algo de atraso había logrado terminar el curso de periodismo. Después de entregarme el diploma y una banda que supuestamente debía llevar cruzada durante toda la graduación, uno de los profesores me llamó a un costado. Durante la cursada, habíamos tenido conversaciones interesantes sobre cómo la producción de noticias y agendas mediáticas había confinado al mundo a vivir en un mundo de ficción. De alguna manera, nuestras posturas disidentes, nos habían acercado en el plano humano. El profesor quiso saber si estaba teniendo problemas con las drogas porque me veía desmejorado. Yo le pregunté si era por mi mohawk. Por todo, dijo, tu ropa, tu olor, tu delgadez. Le contesté que era una coincidencia porque yo a él también lo veía desmejorado. De pronto, me vi hablando con las mismas palabras que usaba Cocaína o Cepillo, le decía que era un cipayo del sistema, que su vida transcurría con una linealidad aterradora, que habría de morir sin haberse sentido libre, no por falta de voluntad, sino por pereza moral que era aún peor. Le dije que me daba pena. Me acuerdo de su cara desfigurándose y de como esa sonrisa de profesor que ha cumplido con eficacia la tarea de educar se deshizo en una mueca irregular, difícil de catalogar, algo triste, de payaso que acaba de quitarse el maquillaje. Nos robamos tres botellas de vino espumante y nos fuimos con Viento de nuevo para La Fiera. Wonderboy había aprendido a ladrar. Del mismo modo en que había incorporado la cantata anti-imperialista a través de una especie de osmosis basada en la repetición de conceptos, me había contagiado de la ferocidad de la Fiera. Volvimos en bicicleta aullando como perros o lobos, riendo del miedo que provocábamos a los muertos vivientes. Sentados en la terraza, viendo como el jardín comenzaba a dar sus frutos, Viento repitió que tenía que olvidarme de la Sirena. Debería, dije. Con la cabeza ligeramente tirada hacia atrás –al principio pensé que estaría buscando alguna constelación en especial-, Viento volvió a aullar. Yo aullé también. No supe sus razones, las mías, sospecho ahora, se debieran a una necesidad de desahogo, como si quisiera ahuyentar un dolor futuro. Al rato salieron las mariposas y las Almas Regentes y nos pusimos a aullar todos juntos. Hay una nota de El País que aún tengo guardada, que dice que la noche del 15 de abril de ese año se registraron cerca de un centenar de denuncias por una epidemia de lobos salvajes. Lo gracioso es que no hubo un solo avistamiento. Y si aquel día aullamos como lobos, el día siguiente no pudimos parar de reír. Cepillo dijo que debíamos comprar los diarios para ver si habían denunciado una horda de hienas. Las risas nos infundían el coraje que hasta ahora nos faltaba, o mejor dicho, no habíamos tenido necesidad de que saliera a relucir. Nos sentíamos gigantes, fuertes, indestructibles.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Bárbara Belloc en Viajera Visita


Bárbara Belloc (Buenos Aires, 1968)
Publicó los libros de poesía Bla (1992); Ambición de las flores (1997); Ira (1999); Orang-utans (2000, en colaboración con Teresa Arijón y con traducción al inglés de Hillary Gardner); Espantasuegras (2005); Andinista (2009) y Post Res Perditas (2012); la investigación periodística Tribus porteñas (1998); el libro-objeto Obrero artificial (en colaboración con Mónica Girón, 2000); la traducción del griego del corpus íntegro de la poesía de Safo en Poema y fragmentos completos (2006); la traducción del inglés de poemas de Gary Snyder en Todas las palabras para decir roca (2008); la traducción del portugués del libro de Waly Salomão Hélio Oiticica, Qual é o parangolé? (2009); la traducción del gallego de los poemas de Chus Pato m-Talá (2009); la traducción del portugués de los cuentos de Clarice Lispector en Felicidad Clandestina (2011); la traducción del portugués de la novelas de Clarice Lispector Cerca del corazón salvaje (2011) y La manzana en lo oscuro (2012); la traducción del portugués de la novela de Andrea del Fuego Los Malaquias (2012), y la selección y traducción del portugués de la poesía de Ana Cristina Cesar en Medianoche-Mediodía (Amargord, Madrid, 2012).  Tradujo del griego la poesía de Erina, Praxila, Moero, Sulpicia y Alceo, del inglés poemas de Kim Stafford, Olga Broumas y El mar de coral, de Patti Smith, y del portugués poemas de Angela Melim, Angelica Freitas, Antônio Carlos de Brito (Cacaso), Mário Faustino, Waly Salomão y Cesário Verde, publicados en libros, revistas y periódicos.  Actualmente es coeditora, con T. Arijón y M. Hermelo, del sello pato-en-la-cara, y administra los blogs “Evolucionaria_Revolucionaria” (http://www.evolucionariarevolucionaria.blogspot.com) y “Glossemata”.(http://glossemata.wordpress.com/). Algunos de sus poemas se pueden encontrar en las antologías electrónicas: www.lyrikline.org y www.laseleccionesafectivas.blogspot.com.


Algunos poemas para compartir:


De:  Post Res Perditas  (2012)


*10

Todo a lo largo de la playa, por kilómetros,
cadáveres de animales, nudos de soga desmelenados, vidrio pulido,
envases,
detritos, pinzas sin cuerpo, carcasas, lata, goma, piedras, huevos rotos,
la línea de espuma de la costa como una serpiente
mitológica
(señal de algún agüero),
y cada tanto,
puntual y azarosamente,
una manzana roja magullada.



*9

Antes: un esqueleto expuesto a la intemperie,
el libro del caminante que leí si
no escribía
no caminaba el Japón 1000 años atrás pero subía la montaña
hasta la hora de las liebres
(hora de volver)
para que la noche no me encontrara a cielo abierto y
todavía en el bosque o
a punto de emprender la picada
perdida adentro,
profundamente
perdida de mí y confiada
a la estructura intima de la geografía,
continua, quebrada, continua.




Karina Macció en la Clínica de La Juntada


La Juntada: Las voces de la nueva Poesía Argentina
 
            Durante los días 1, 2 y 3 de octubre, de 18 a 21hs. se llevará a cabo el IV Festival de Poesía Joven, “La Juntada”, en el Auditorio Espacio Tucumán sito en Suipacha 140 (CABA). El evento constará de mesas de lectura y está organizado por la Asociación de Poetas Argentinos, en busca de darles espacio a poetas de diversas  provincias de nuestro país.
            Las mesas estarán protagonizadas por más de  40 poetas jóvenes de 17 a 30 años. Además cada día contará con la presencia de los escritores Karina Macció, Susana Szwarc y Wenceslao Maldonado, quienes darán clínicas al inicio de cada jornada. Las actividades que se realizarán en el marco de este festival también incluyen lecturas en instituciones educativas de la ciudad, hospitales y prisiones.
            Todos los autores invitados se reunirán en una antología que podrá ser adquirida los días del festival.
Contacto: apoa.lajuntada@gmail.com

jueves, 27 de septiembre de 2012

Nadina Tauhil en Viajera Visita


Nadina Tauhil nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1984. Es médica y se dedica a la psiquiatría. Desde 2009 participa en los talleres literarios de Siempre de Viaje. Este año publicó un poema en la revista Casquivana 4. En diciembre de 2011 editó ranamadre, su primer libro que reúne poemas y prosas poéticas por Viajera Editorial.






Aquí, algunos poemas para compartir:

el cuerpo no entiende
quiere ya
ahora mismo
algo de comer
devorar otro cuerpo

se fusiona
otro cuerpo
se reproduce
se repite
uno dentro de otro
y adentro
uno más chiquito
una mamuschka
cuerpos que crecen

el cuerpo no escucha
caprichoso
grita
un poco de sangre
y de piel
de calor
para calmar a la muñeca

                                                ¿qué pasa con la última?
la más chiquita
la vacía
la que no tiene nada

¿dónde dejé la nada?
¿en que parte del cuerpo?
no la encuentro
¿en qué grieta la escondí esta vez?

                                                        nadie quiere a la mamuschka chiquita
                                                                            no puede abrirse
                                                                            adentro
                                                                            no tiene
                                                                            nada
                                                                            no tiene
                                                                            adentro

y afuera son todas iguales

***
el cuerpo de mujer no tiene forma
el cuerpo no tiene forma de mujer
ni de hombre
no tiene
forma un monigote
tres palitos
una figura
el cuerpo desfigura

empecemos de cero
¿cómo se arma un cuerpo?

tres palitos y un círculo
(para la cabeza)
no me sale, soy chiquita
sólo el círculo
o los palitos

el cuerpo necesita boca
nariz y sonrisa
tres puntitos
ponele un vestido
(o una camisa)
hacele manos
-siempre me falta un dedo-
es muy feo un nene sin manos
(o una nena)
pintalo de azul
-si es nene-
y si es nena: rosa
con colitas y vestido
curvas
las mujeres tienen caderas
(redondas como la cabeza)
como la panza de mamá cuando te tenía adentro
¿y papá? ¿papá que hizo?
papá puso la semillita
como los árboles
¿y la panza?
cuando como mucho mucho
puso la semillita
creció la panza y naciste
-se me infla como un globo y después vomito-
¿dolió vomitar algo tan grande?
dolió
un poco
(mucho)
pero no tanto

cuando te vi ahí
chiquita
fui tan feliz
que ya no importó


***
¿sos toda toda mía?

me encantaría decirte sí
toda tuya
podés llevarte un pedazo de mi lengua y dos capitas de epidermis
guardarlas en una frasco
y tocarme
hacerme hablar cuando más lo necesites
yo hablaría y te diría
soy toda toda tuya
pero no
no puedo darte algo que no tengo
soy de mamá
de papá
de mi hermano y la abuela

me divido y nazco
me divido
para seguir naciendo
y nada queda para mí
no puedo darte
algo que no tengo
no soy
toda tuya
ni toda mía
ni toda de nadie
soy un cuerpo desmembrado
un cuerpo demasiado partido
(vivido)

de mano en mano
parte de la misma cadena
no puedo salirme
y aunque fueras el último
último eslabón de la cadena
vendrían los hijos
los nietos
yo
madre, abuela
ellos  también tendrían un pedazo
y yo sería cada vez
más chiquita
menos tuya