Sara Cohen nació en Buenos Aires en 1955. Es médica
psicoanalista. Ha publicado los libros de poesía El poema que insiste (1992), Puertas
de París (2000), Escena con cartas (2003), Poemas
venecianos (2003), Casas turbulentas
(2004), El murmullo y la incertidumbre (2009)
y La oportunidad (2012); de ensayos El silencio de los poetas (2002)
y La frontera de la lengua (2006), y la novela Veintinueve días de junio (2006).
Traduce
poesía de lengua francesa y ejerce el periodismo cultural.
Aquí, algunos poemas para compartir:
Poemas de La
oportunidad (Ediciones del Dock, 2012)
Al resguardo de los
árboles
Para mí
haber sido
judía
en París
en 1939
no es más
que una
foto
en blanco y
negro
puesto que
yo
aún no
había
nacido
sin embargo
cada vez
que me voy
de París
imagino la
partida
de mi madre
hablo con
mi tía
y la
interrogo
como si
irme
o quedarme
deparase
una
urgencia
Pasé largas
horas
en un museo
frente a
los cuadros
de Felix
Nussbaum
pintor
judío alemán
que viajó
en el
último convoy
que partió
del campo
de
Westerbork
hacia
Auschwitz
donde fue
asesinado
en 1944…
llegó el 2
de agosto
el 5 de
septiembre
Bruselas
fue liberada
No quiero
reconstruir
la historia
a partir
del final…
pero sus
figuras
denotan la
incapacidad
de dar
sentido
a través de
una palabra
al
sinsentido puro
de la
muerte
En su
autorretrato del 38
se tapa la
boca
son muchas
las figuras
de sus
pinturas
que se
tapan la boca,
hay una
imposibilidad,
en esas
bocas, así como
en sus
máscaras,
que
compromete
la
identidad,
un juego de
máscaras
y la muerte
ahí
en el
último convoy
que parte
de Bélgica
con el
pintor
nacido en
Osnabrück
y sus
escasos
cuarenta
años
a cuestas.
En El secreto
fechada
Bruselas, 1939,
los tres
personajes
dicen y no
dicen
con sus
gestos
lo que se
sabe
a viva voz
angustia
desamparo
violencia de
la historia
Pero en
El triunfo de la muerte
fechada
1944
ya no hay
secreto
los
esqueletos músicos
o los
músicos esqueletos
condensan
todos
sus
estudios previos
historia de
la pintura
literatura
bíblica, símbolo
ruina y
caos
No hay
asesinato
que pueda
con el saber
de esa tela
pintada
Sin embargo
él es asesinado
cuando los
nazis
ya habían
sido
derrotados.
Salí del
museo
de arte e
historia del judaísmo
y fui al
Pompidou
ahí pasé
otras largas
horas al
resguardo
de los
árboles
de Mondrian
Los árboles
no mienten
La memoria
de los jardines
es
infinita, pero no siempre se
percibe a
simple vista
La pintura
devino
para
Mondrian
el modo de
organizar
el espacio
el árbol
azul
el gris y
eso que
evoluciona
hacia
la
abstracción
después de
ver
las ramas
que atraviesan
el espacio
de la tela
y la
organizan
es distinto
el árbol
es distinto
el jardín
La
sabiduría está en el arte
aunque no
sea suficiente…
Desde el
Pompidou
se veían
los techos
de la
ciudad, desde ahí
París era
intemporal
Partir/quedarse
el momento
justo del partir
posibilitó
años después
en otro
continente
el
encuentro
de mis
padres
y mi
nacimiento.
Son
infinitas las formas
de los
árboles, el modo
en el que
atraviesan
el espacio
de la tela.
La magnolia
Días atrás
él me había
regalado
una
magnolia
Cuando dos
personas
recuerdan
una conversación
piensan en
distintos fragmentos
de la
misma, o al mismo
lo
interpretan de modo
muy
diferente
Estábamos
él y yo frente
a un
barranco, vegetación
invisibilidad
del río
y a mis
espaldas
una conversación
de
desconocidos
Fui a la
pescadería
con la
magnolia
La
vendedora me preguntó
qué flor
era
respondí
que era una
gardenia
-error-
era una
magnolia
Otro
vendedor dijo
de ésas
queremos
en nuestro
jardín
¿Ustedes
son pareja?
pregunté
Ella
respondió
“por ahora”
Cuando salí
de la
pescadería
pensé que
me había
equivocado
no era una
gardenia
sino una
magnolia
Si yo
hubiese visto
el río
detrás
del
barranco, hubiese
imaginado
mejor
estoy presa
de la
invisibilidad
del río
que según
dicen
existe
Es como el tema
del amor
¿el río
está o no está?
No se puede
decir que exista
el amor,
ahí donde no se siente
Tampoco se
puede negar
el amor,
ahí donde
aún perdura
Volví a la
pescadería
al día
siguiente,
por si de
mí
no se
acordaban,
dije -yo
soy la de la magnolia
-gardenia-dijo
ella
y sonreía y
su amor
también sonreía
-qué lindo
jardín
tienen
ustedes- dije, y me alejé
con el
salmón.
Lo único
cierto es la ficción.
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