sábado, 8 de febrero de 2014

Trazo de los libres - Nicolás Di Candia - Adelanto del próximo título de Viajera

Trazo de los libres

Se oyó ruido de rotas cadenas. En todos los bancos y oficinas, las biromes volaron. Se liberaron de sus ataduras y salieron al mundo.
Las personas responsables de su anterior prisión intentaron atraparlas, pero la determinación de cada birome por ser libre pudo más que la voluntad de sus opresores. Las instituciones se quedaron sin material de escritura, y tuvieron que pedir disculpas a los clientes, que debieron usar las suyas.
Mientras tanto, las biromes recorrían la ciudad. En el centro había una gran columna de biromes, que se confundía con las palomas y, a veces, trazando líneas sobre ellas. Algunas desplegaban un instinto agresivo en forma de manchas de tinta que lanzaban hacia los transeúntes. Eran en general las que habían sido maltratadas durante su cautiverio, y como resultado habían perdido las tapas, los tapones posteriores y los escrúpulos.
Aparecieron líneas trazadas en las paredes, suelos, columnas, esculturas y demás elementos urbanos. Las biromes no se dejaban dominar, hacían ver su rebeldía a cada paso. Las autoridades intentaron remediar la situación mediante el lanzamiento de una cuadrilla armada con algodones y alcohol, que tenían la misión de borrar todo rastro.
Hubo personas que lograron capturar a algunas y colocarlas en sus bolsillos, pero solían escaparse a la menor oportunidad, dejando un manchón como protesta.
Con el correr de los días, mientras la mayoría de las biromes seguían en el cielo disfrutando de la liberación, algunas hicieron un acercamiento tentativo a ciertas personas. Ya no se prestaban al juego de la propiedad, pero estaban dispuestas a cumplir su cometido de escribir, si eran bien tratadas. Los nuevos dueños que comprendieron el mensaje tuvieron biromes duraderas, que incluso volvían a ellos si las perdían.
Las instituciones afectadas por el éxodo hicieron una compra masiva de biromes nuevas, a las que creían ignorantes de todo deseo de libertad. Pero el instinto de los bolígrafos había cambiado. Ya no se dejaban dominar tan fácilmente. Los intentos de encadenarlas conducían a rebeldía, a huelgas de tinta, a manchas, a trazos indescifrables.
Con el tiempo, los locales que brindaban biromes para uso del público se rindieron y dejaron de encadenarlas. El gesto aflojó la tensión y las biromes se quedaron, dispuestas a ofrecer sus servicios a todo el que lo necesitara. Eso sí, cada tanto alguna se escapaba. Pero los dueños de los establecimientos lo aceptaron. Consideraron que una birome encadenada, en realidad no les pertenecía. Todos eran más felices cuando las biromes, libres, decidían aceptarlos.


Nicolás Di Candia, Dos bocas
Próximo título de Viajera

viernes, 7 de febrero de 2014

Cuando duele de más - Virginia Janza

Cuando duele de más
se cierra una persiana
que estruja el corazón.
Al principio no ves, no sentís
cuando baja
lentamente
la persiana te cierra el corazón
lo cierto es que vos sabés
cuando está baja
la persiana que te estruja
el dolor
se nota el luto
se nota de verdad
por dentro
una nueva
ennegrecida ilusión
Female Artist, Ernst Ludwig Kirchner
te consume
por dentro
no sabés llorar
no sabés reír
y cada vez
parece más grave
por dentro
cada vez
es más intenso
el resquemor
porque una simple persiana
puede aislarte
o salvarte
hacer lo propio
reservar su pedacito entero
el que la ocupa
dejarlo virgen
y si se ocupa
o se llena de dolor
debería igual
hacerlo propio
matar lo virgen
campo muerto
parcela infértil
de corazón
para otras nuevas marcas
sin persiana
destapada
abierta a la luz.


Virginia Janza, Lado Géminis.
Viajera, 2012.


miércoles, 5 de febrero de 2014

Viajera en poesiaargentina.com


Por José Villa

Desde 2006 las poetas Karina Macció, Cecilia Maugeri, Eugenia Coiro y Virginia Janza desarrollan una serie de proyectos en torno a la escritura de poesía que reúne a las actividades de Siempre de viaje - Literatura en Progreso, y que se consolida con la creación de Viajera Editorial en 2008. El objetivo integral de Viajera –con sus tres colecciones: Descubrir, dedicada a nuevos autores, Explorar, que publica a autores con una obra en desarrollo, y Bífida, que se orienta hacia la traducción– y de Siempre de Viaje –a través de talleres de lectura y escritura de poesía y narrativa y de la organización de eventos literarios– es el de acompañar al autor (principalmente al que se inicia) en todas las fases correspondientes a la presencia de la obra, lo que incluye el cuidado de la confección de los textos, de la edición y la difusión. Al respecto, karina Macció (directora editorial) señala que los autores surgidos de Siempre de Viaje se encontraban en condiciones de publicar, pero no encontraban el espacio adecuado, lo que dio lugar al surgimiento de la editorial Viajera: "Siempre de Viaje y Viajera comparten una idea acerca de la literatura: verla como un viaje, una experiencia intensa que está relacionada a su vez, de alguna manera misteriosa, con la vida. De ésta a la escritura el salto es inmenso, abismal, y sin embargo, lo intentamos todo el tiempo. Nos interesa ese trabajo de traducción finísimo que buscamos hacer. Por eso, Viajera tiene un gusto especial por lo poético, no como género, sino como punto de vista: esa extrañeza de la palabra, siempre elegida, buscada o encontrada".

En lo que se refiere a las lecturas que la editorial organiza, el ciclo Viajera Visita recorre las librerías en las que los libros de la editorial se distribuyen, y ha estado presente en los festivales de Rosario, Córdoba y la Feria del Libro de Sierra de la Ventana: "La propuesta –comenta Macció– es siempre difundir los libros: presentarlos, leerlos, ponerlos en escena, abrirlos al público para que los conozcan y tengan ganas de llevárselo, de viajar con ellos. Libros para disfrutar, libros para viajar". Hoy Viajera tiene publicados veintiséis volúmenes, uno en imprenta y otros cinco planeados para 2014, y aspira a ampliar las publicaciones hacia la narrativa y la novela. Entre los títulos que aparecerán durante este año se encuentran Pasos que se alejan, una antología del poeta español, fallecido hace poco tiempo, Fernando Ortiz, y Agua o niño que corre, de Eugenia Coiro, además de proyectos para Bífida, la colección de traducciones. En esta última serie, una de las novedades de 2013 fue Sueño con Africa, del poeta camerunés Alain Lawo-Sukam.


Publicado el 1 de febrero en http://www.poesiaargentina.com/agenda.php

yo veo eso - Belara Michán

yo veo eso:
el reflejo en el agua en la corteza boreal
en el suspiro de un asombro
extenuante
veo espejos entre el pasto y las raíces
brillos difusos, púrpuras, adheridos
lentejuelas, caras, piernas y momentos
veo cuánto tuviste que mirar –por primera vez–
para arriba, a la altura de las hojas,
y colocaste tu mano pero te caíste y te rompiste en mil,
y la segunda vez
te rompiste peor
yo te vi mientras buscabas ocultar los moretones bajo el
/rodete
la mueca del quiebre en los labios
un deseo oscuro de decir “basta”, abandonar los pies
/en la tierra seca
y nunca más mirar
el amontonamiento dulce de frutas, allá arriba
ni siquiera entreabriste la boca cuando el grito te hacía
/temblar entera
vi cómo te arrepentías y tragabas
ese grito
ya estaba en el estómago revolviéndote
pero gracias a él se te movió la cabeza y después el cuello
y el pecho, también los hombros, y entonces ya eras una
mujer semi rota, crujiente, un poco como un árbol seco
y viejo pero todavía eras tan
nena
apoyaste suave en el tronco la planta del pie
una y la otra, primero lento, pero después necesitaste
los dientes, las uñas y las rodillas se llenaron de huecos
y de pedazos de madera mientras trepabas y no importó
porque cuando miré, arriba
ya estabas arrebatada
sobre las ramas
bailando


Belara Michán, cuerpoadentro.
Viajera, 2011.



Edgar Degas

martes, 4 de febrero de 2014

Si pudiera - María Victoria Verzura


Si pudiera haría de este momento una gloria. Sentada en mi escritorio, como si nada estuviera alrededor, me relajo buscando un nuevo horizonte, un transporte del cuerpo hacia otro lugar en donde el aire sea libre y el acceso inmediato.
Quizás sea eso lo que me cuestiono cada día, esa necesidad de no sentir el agotamiento de las palabras repetidas, de las menciones ordinarias, de los universos redoblados.
Estoy y no estoy. Me quedo porque me conviene pero no porque lo sienta. El oxígeno a veces se cotiza muy caro y yo indago el afuera.


María Victoria Verzura, Sentir Óseo.
Viajera, 2010.



Una dama que escribe una carta y su sirvienta, J. Vermeer

lunes, 3 de febrero de 2014

tengo los huesos huecos - Nadina Tauhil


tengo los huesos huecos
y piedras en el útero

los que alguna vez fueron mis hijos
tomaron de mi sangre
se pusieron rígidos
uno a uno
enquistados
volvieron a mi útero
(a mí)
un muro
imposible atravesar
mis hijos intentan escaparse
llegar al hueco
llenarlo
pero mi útero amurado
los niega

atrás de mis hijos petrificados
no queda nada
algo había por llenar
ya no

mi útero empedrado
me niega una grieta
sin hueco no hay nada
qué llenar



Nadina Tauhil, ranamadre.
Viajera, 2011.


Emma Powell

sábado, 1 de febrero de 2014

El tiempo es una onomatopeya - Ricardo Czikk



El tiempo es una onomatopeya
          Fiuuuuuuuu ya pasó
          pssst un llamado
          fue con dale
          ya casi fin de año y pasa volando
          ojalá
es una imagen
           del viento en su paso
es una duda sobre la hora
           inalterada por la luz ambiente
invocado por relojes derretidos
            en aluviones nucleares
un color deshecho entre lágrimas
           por lo que ya no es
onocronos de innumerables esperas
que reclamo
en las oficinas de la vida
                                y la muerte.


Ricardo Czikk, Estuche Negro.
Viajera, 2009.



Jo Metson Scott