viernes, 22 de marzo de 2013

Karina Macció y su lectura en Los Mudos la literatura que nosescucha


Cabbage Head

(The kids in the hall)



Nacer de un repollo
verde
inmenso
sustancioso, fresco y simple.
Perecedero:
lo veo marchitarse
arrugar sus hojas mojadas
replegarse babosa
mortificada
chicharra chiquita
que se va
volando (¿vuelan?)
a enterrarse
en la noche en mi cabeza
Averdecida


el frescor de una camiseta limpia
limpia vívere vrillante vlanco
limpia la palma de mamá
sin líneas
gastada como mi camiseta su cara de piel
su caricia es así
no sé ya qué es
así
ascéptica
rasposa, perdida
casi un recuerdo
quiere venir
amor y útero
qué feo
porque mamá me hace
casta y fuerte
como lavandina
ya no sé qué siento
ni siquiera es mi madre
sólo dice
algo “familiar”
sangriento
como una menstruación
viene y va
con dolor
por eso, creo
usa lavandina
(nunca lavanda)
porque ella
limpia todo
quita manchas
olvida de mí
olvido de ayudín
que olvido qué
inerte feliz
después de un vaño frío
corrosivo




y sí, no puedo
decir que no
sería falsa o feliz, quizás
sería un doctor
pero sufrir largamente
a lo enamorado
desangrarse en una bañera tibia, blanca, morosa
desgranarse
como perlas de leche
espumante, materna
me apaño
mientras sufro mi muertita
un abrazo que repugna
caliente
no dejo
(soy precavida)
que toda la sangre se vaya (¿¡qué diría después!? ¡qué vergüenza!)
no nunca
acabardeltodo
siempre después
la secuela imperfecta
no más dulce dolor, rasgado suave como besos
dolorosa ahora
ni siquiera madre, ni siquiera virgen
sin nombre o curita que tape
coser las heridas frente al espejo
para ver mejor-
-overte-------------
bajo la luz que tajea-----------
el clásico siete en la muñeca
el enganche odiado
-porque -se- no-ta- porque- se- vabrir
una máquina de coser en el baño
mamá me arregla
sin querer


(Estos tres poemas pertenecen a Lestrygonia, de Karina Macció, editado por Aurelia Rivera en el 2003, http://www.aurelialibros.com.ar/maccio.htm).







Decime que me querés
dale, decime
que los ojos se van a aflojar
ahora
basta del hacha del cuchillo que
decime
que no importa lo que pase lo que hagas
siempre
me querés
(a ver? Dale, decime, decime de una vez)
es que es difícil
atravesarte
tu cara tu chiste tus ojos clavados
y todo siempre colgando
de un hilito colgando
así, un hilito, así
y vos con la tijera en la mano
un mal movimiento y
un paso en falso y
(cuidadito dónde pisás ehh, mirá el camino, ¿no ves los pozos?)
y yo
torpe como siempre
no puedo más
que caer
meter el pie justo
justo donde el hilo y la tijera y los ojos que caen caen caen como
yo qué
caigo
Decime que me querés
¿no te parece suficiente este nudo?
(no es tan difícil, son dos palabras, a ver, dale, decime, decime que)
me querés?
pero decímelo en serio
decí con la voz suave, decí de bien adentro
decí sin afilar
la voz
decíme como cuando me extrañás o te hago falta
decíme
(decime decime decime)
y no te calles nunca.
¿Qué es lo que hace la música?
Musa tu música
Tuya que me diste devolviste a mí
cuando yo me había ido
y en esta caja me entregaste
blanca y finísima
casi transparente
me hiciste sonar
me hiciste desandar mi ida
mi sorda muñeca partida
pequeña
delicada
me entregaste la cajita
y música
Música
Música
Música
¿Qué soy si no sueno?
¿Qué soy si no escucho latir mi corazón?
(no lo escucho)
Respiro
(ahora lo escucho y me da miedo, se acelera, es un tambor desaforado, descansará? cuándo cuándo? ahora no puedo dejar de oír, mis oídos calientes me queman me retumba la frente me asusto no puedo parar y tengo miedo de esta aceleración y si me olvido de respirar si el pecho se ahoga de latir?)
Respiro
La sangre tiene un ritmo preciso, de canción
Como olas mi saliva viene y se va
Mi lengua te añora
Saber nombrarte (¡qué ilusión!)
Saber quererte
Saber
¿cómo?
Cómo saber amarte
Sólo intento
sonar
resonar
entre tus notas, tus blancos, esos momentos cuando me sacás tu mirada, me sacás de quicio y no soy
nada, me pierdo, desaparezco de la faz y qué?
como si vivir fuera un sentido
como si morir fuera una elección
sólo puedo decir
no, mejor no
sólo puedo sonar
hacer crack en mis huesos
exprimirme un poco la médula
esta carne sin forma
deshacerla
extenderla
ablandar
mi gran, enorme, dura
cabeza
cascote ríspido que busca aplastar
y yo queriendo
cantar
acá
para vos
música
nunca supe
cómo saber
sólo escribir
sólo sentir
respirar
a veces, suave, dulce
qué difícil
me erizo y la nota

se va

se va

se va


y te saludo

con reverencia

sin ironía

con besos

con amor.




...tanto para decir!
y todavía me amarro la boca.

Espero sepas comprender cuando
miro, callo, grito, lloro
¡ah sí!
también cuando sonrío
o largo esas estridentes carcajadas
sí, claro, ésas
espero sepas comprender
cada vez que me duelen las tripas
o en el medio de la frente se me incrusta un hacha
-espero-
justo entonces sucede
-sepas-
que empiezo a decir
-comprender-
el sentido
comienza cuando
se deforma
-espero-
la palabra
-esperoesperoesperoespero-
y en su desafinar chirriar quebrarse
encuentro tanto
-sinsaber-
que quiero volcarte
-la metáfora-
como si de un tonel de nieve ardiente se tratara
-no entiendo-
sí, claro, eso
te quema de frío
te parte y rápido el calor
la vena abierta que nos baña
nos inunda nos arrastra
y ahora navegamos y qué-sé-yo-adónde
para qué
-sepas-
empezó todo
-no comprendo-
el querer decir
-espero-
porque quise alguna vez
abrir la boca
-de verdad-
confiar en esa estúpida
-sepas-
comunicación
y confinada al recinto engreído
verbal
-comprender-
a los tumbos luego
cuando duele o vibra
en el arrastre o susurro
entonces
-mucho después-
escucho la voz
sin reconocer
NN
ennn-significante
puro
sentir
respiro
vivo
muero
un segundo
nada más
un
un
un
un
o

o

espero sepas comprender
algo
que yo
no.



(Extraído de Mis Peores Poemas de Amor, Karina Macció, editado por Colección Valijita Siempre de Viaje, 2012)

miércoles, 20 de marzo de 2013

Viajeras en leen en Los Mudos!


Lindísimo ciclo coordinado por Lucas Oliveira, Funes, también conocido por su labor en la Editorial Funesiana. Allí estaremos para disfrutar y viajar con música y poesía.
¡Los esperamos!

Bar Orsai, Humberto Primo 471, San Telmo. Jueves 21 de marzo a las 21 h.

martes, 19 de marzo de 2013

Entrevista a Diego Recalde en el Diario de la U

 

La nueva novela de Diego Recalde

En tu novela anterior, Tenemos un problema Ernesto, Ernesto se levanta sin pene. En ésta, que llama La meta de Gregorio, Gregorio se levanta convertido luego de un sueño intranquilo en Franz Kafka. ¿Por elegís empezar tus novelas mostrando el conflicto de entrada?
Para atrapar al lector. Creo en los comienzos que van directo al mentón. Es la carnada más eficaz para que el que lector muerda el anzuelo. Además, soy partidario de que en el primer párrafo, esté sintetizada la historia. Éste es un criterio que intento aplicar a todo lo que hago artísticamente. Tanto en literatura como en cine.

Contémosle a la gente por qué se levanta convertido en Franz Kafka. Gregorio se levanta convertido en Franz Kafka porque se la pasa imitándolo. Y tanto se pasó de rosca imitándolo que un día se levantó convertido literalmente en él. Pero aclaremos que se levanta convertido en una caricatura de Franz Kafka.
Exactamente. Se levanta convertido en una caricatura porque es una mala copia de Kafka. Una burda imitación. Aunque imitación y burdo deberían ser sinónimos. Las imitaciones suelen ser caricaturas borrosas que se parecen a uno de esos apuntes de la facultad, que apenas pueden leerse porque son copia de una copia de una copia…

¿Por qué Gregorio recién empieza a tomar conciencia de que es un burdo imitador de Kafka cuando amanece convertido en él y no antes?
Porque ahí es cuando tocó fondo. Cuando Gregorio pasa a ser una caricatura, para sus ojos efectivamente dejó de ser él. Y entonces, no le queda otra que admitir que no está haciendo las cosas bien. Mientras no toquemos fondo, uno puede recurrir al autoengaño y demás artilugios que resultan efectivos a la hora de escaparle a la verdad. Pero cuando llegamos a un calle sin salida, ahí ya no hay autoengaño que valga.

¿Por qué te parece tan terrible no tener personalidad?
Porque detrás de una despersonalización, lo que hay es un desprecio a uno mismo. Cuando una persona renuncia a ser quién es para imitar a otro, está demostrando que no se quiere. Que se desprecia. Que le hubiese gustado ser ese otro al que tanto admira. Y yo creo que ése es uno de los peores castigos que una persona puede tener en vida. No aceptarse. No quererse...

Aparte se da otro agravante. Como bien señalás en la novela, cuando uno idealiza a una persona, la convierte en una suerte de Dios a la que sigue fanáticamente.
Exactamente. Por eso hay que evitar caer en idealizaciones. Es mi antídoto contra los absolutos. Yo le escapo deliberadamente a las religiones. Nunca me interesaron las Biblias. La religión despersonaliza. Uno tiene que construir a partir de sus experiencias personales, su propia mitología, su propio punto de vista. Y no andar incorporando una manera de ver el mundo que no ha sido pensada ni procesada por uno.

Pero uno está hecho de influencias.
Claro. Pero una cosa es dejarse influenciar y procesar lo que uno ve, y otra muy distinta es ser solamente una influencia.

¿Te basaste en la estructura original de la nouvelle La metamorfosis para que esa falta de personalidad se notara más?
Exactamente. Es una inversión que denuncia también desde lo formal que Gregorio no tiene personalidad. Al fin de cuentas yo de lo que quiero hablar es de un aspirante a escritor que no tiene ni vida propia ni historias propias. Y me gusta que esto se pueda contar también desde lo formal.

¿O sea que lo mejor que le puede pasar a una persona es ser uno mismo?
Exactamente. Lo más sano que puede hacer uno es hinchar por uno mismo. Yo, antes que nada, hincho por mí. Soy diegorecaldista. Pero aclaro. Hincho por mí pero no todo el tiempo. Porque soy neurótico. No psicótico.

¿Y Gregorio finalmente consigue ser él? ¿La novela tiene un final feliz?
Eso preferiría que lo descubran los lectores.




Diario de la U
18 de marzo de 2013 

sábado, 16 de marzo de 2013

Virginia Janza entrevistada en Ratta China


Virginia participó de este particular programa de Radio de libros, música y cultura por internet. En el programa 12 de Ratta China, Lucas Oliveira y Lloyd Jorge Lebrón tuvieron una charla a fondo con Janza.




Pinchá acá para escuchar el episodio 12.

http://www.ivoox.com/episodio-012-audios-mp3_rf_1873044_1.html


LADO GÉMINIS EN RATTA CHINA
LLOYDS



FUNES EDITANDO

jueves, 14 de marzo de 2013

Nuevas librerías viajeras!

Los libros de Viajera Editorial ya están en las siguientes librerías:

***GANDALF en Villa Pueyrredón 
Av. Mosconi 3063



***CALEIDOSCOPIO en Belgrano 
Echeverría 3268




***R & R LIBROS en Belgrano 
Av. Elcano 3257



***OLIVA LIBROS en Rosario, Santa Fe 
Entre Ríos 548


sábado, 2 de marzo de 2013

Nicolás Di Candia invitado en FI Radio

EL AUTOR DE VIAJERA LEYÓ LEÁME PARA LOS RADIOESCUCHAS DE FI




Nicolás Di Candia visitó la radio y compartió una charla con los chicos de Radio a la Carta. Hubo lecturas y hasta un Léame para sortear.


 
Domingo de regreso
(Incluído en Léame)
El doctor Frankenstein ultimó los detalles. Todo estaba en orden. La carga eléctrica era la adecuada. La temperatura ambiente estaba en el punto óptimo. El cuerpo acostado sobre la mesa de trabajo había completado el proceso necesario para volver a la vida. Los meses de ardua tarea habían llegado al punto cúlmine.
Afuera había tormenta. Tronaban relámpagos. El doctor Frankenstein colocó la mano en la palanca que activaría la máquina. La mantuvo unos segundos ahí, mientras miraba a su alrededor para volver a asegurarse de que todo estuviera bien. Finalmente, bajó el switch. Varios rayos atravesaron la mesa de trabajo. Un ruido ensordecedor recorrió el enorme sótano antes de que se cubriera de humo. Cuando las partículas se disiparon, Domingo Faustino Sarmiento levantó el torso de la mesa de trabajo, arrancó las trabas metálicas que lo ataban a ella y escapó hacia la noche lluviosa.
Sarmiento recorrió las calles de la ciudad. Caminaba despacio, agitando los brazos sin mover los codos y con las palmas abiertas. Cada tanto exclamaba “aaaaaaaaarrggghhhhh”. El doctor Frankenstein lo seguía de lejos, feliz por el éxito de su experimento pero algo inquieto porque no había previsto que el ex presidente se escapara tan rápido. Aunque entendía los sueños de libertad que siempre lo habían caracterizado.
Pronto la tormentosa noche se disipó. El alba reemplazó a la oscuridad, y la gente empezó a salir de sus casas. Entre los primeros en hacerlo estaban los niños, que con sus guardapolvos blancos iban, como todos los días, a la escuela.
Un grupo de esos niños se cruzó con Sarmiento. El prócer se emocionó al verlos. Eran las futuras generaciones, aquellas a las que había dedicado sus más grandes esfuerzos, en persona frente a él. Abrió los brazos un poco más para abrazarlos a su llegada. Mientras, exclamaba “aaaaarrrrghhhhh”, que era lo único que le salía pronunciar por el momento. Los niños, sin embargo, no lo vieron como la figura bondadosa que les habían transmitido en la escuela. Lo vieron como un muerto vivo. “¡Aaaahhhh! ¡Sarmiento!” exclamaron y salieron corriendo hacia el lugar más seguro que tenían cerca: el edificio de la escuela, donde se sentían a salvo de la influencia del gran educador.
Sarmiento, confundido, los siguió. Pensó que, tal vez, como él había guiado a los niños de su tiempo, los niños de ahora lo podrían guiar a él hacia el futuro. Caminó hacia la escuela, atravesó la puerta y entró. Una vez en el hall, maestros y educandos se horrorizaron al ver el cadáver revivido del padre de la escuela. “¡Aaahhhh! ¡Sarmiento!” gritaron todos. El exponente de la generación del '37 creyó que se trataba de una exclamación de reconocimiento y continuó acercándose.
Los alumnos y maestros, conscientes de que el ajetreado mandatario era capaz de atravesar puertas, supieron que era inútil ir a las aulas. Se refugiaron entonces detrás del objeto más pesado que había cerca: la estatua de Sarmiento.
El sanjuanino siguió acercándose, con un gesto amistoso que era difícil de divisar dentro de la imagen general de cadáver en movimiento. A medida que Sarmiento se acercaba, el pánico se apoderaba cada vez más de los adultos y niños. Estaban preocupados de que la estatua no fuera defensa contra el calvo masón resucitado que los acechaba.
Todos le gritaban que se fuera, que no les hiciera nada, pero Sarmiento parecía hacer oídos sordos a sus advertencias y en respuesta sólo emitía gruñidos. Ante la prohibición de llevar armas a la escuela, los educadores contemporáneos debieron improvisar una defensa con los objetos que tenían alrededor.
Por eso, cuando juzgaron que el Sarmiento reanimado estaba muy cerca, el cuerpo docente y el alumnado se coordinaron para levantar la estatua y arrojarla sobre el putrefacto pedagogo. La fuerza del mármol aplastó al débil cuerpo recién revivido.
Segundos después, el doctor Frankenstein entró a la escuela y vio a Sarmiento en el suelo, vencido por su efigie. Se acercó hacia él mientras gritaba “¡Nooooooooo!”. Luego se dirigió a los maestros y alumnos, responsables de la segunda muerte del prócer, y les dijo “lo arruinaron todo”.



Radio Fi se puede escuchar en: http://firadio.com.ar/escuchar-en-vivo/

viernes, 1 de marzo de 2013

LADO GÉMINIS EN ADN

Sandro Barrella reseña el último libro de Virginia Janza en ADN





Una primera persona, que podría confundirse con el nombre singular de la poeta que firma el libro, emprende y lleva a cuestas la tarea de enunciar. Puede que sea la propia Virginia Janza, o un álter ego, o simplemente el "lado Géminis", ese doble o gemelo que, según se expresa a lo largo del libro, rige al signo, desde los astros hasta las cosas del mundo. Como sea, quien toma la palabra en estos poemas lo hace a la manera de una confesión. Palabras del vivir, de la inquietud o el desborde íntimo, haciendo del poema un canto de las pasiones, descarnado, inmediato, como en el poema "De noche puedes ver", un pedido del cuerpo de la hablante hacia otro cuerpo, un registro del deseo. Las secciones que componen el libro apenas hacen distingo o variación de la voz. Janza echa mano a ciertos recursos que utiliza una y otra vez: el monólogo a cargo de ese yo del que se habló antes, un tono que bordea lo folletinesco y, por momentos, la autoparodia, la noción de estar expresando, aun en la ironía, una verdad desgarrada. El microcosmos que presenta Lado Géminis es el de un sujeto femenino que se observa a sí mismo en el torbellino de las pasiones. Los nombres de Pizarnik, Lispector o Roffé, como acervo literario, se funden con el de Marilyn Monroe, presencia dominante de la segunda parte del libro, o el de Bettie Page, conviertiendo esa mirada interior en una cuestión de género. El libro se inscribe en una tradición poética que hace pie en la narración confesional de un sujeto, arena movediza donde el poema siempre corre el riesgo de hundirse en lo inasible. Sandro Barrella