sábado, 13 de julio de 2013

Diego Recalde: Verde Metamorfosis

"Franz Kafka", Lita Cabellut. Mixed Media on Canvas. 2012.



Seguramente, lo de la actuación vino porque en la actitud de Gregorio había mucho de actuación.
Estaba tan fascinado con Kafka, que su personalidad extrovertida lo había llevado a mostrarle escénicamente al mundo lo mucho que admiraba a su escritor favorito.
Por eso llegó a hacer cosas bastante ridículas, como comprarse un traje gris de solapa ancha, una corbata de nudo ancho y un sombrero, para vestirse igual que su ídolo.
No se vestía así de lunes a viernes. A la facultad iba vestido como una persona más. El traje y el sombrero eran para los fines de semana, sobre todo cuando iba a bailar a Réquiem, un boliche gótico de Avenida de Mayo.
Claro que vestirse así tenía sus riesgos. Una vez, en la esquina de Acoyte y Rivadavia, un grupo de skinheads, al verlo con sombrero y traje, lo confundieron con un judío ortodoxo, le tiraron botellas y lo corrieron durante varias cuadras. Por la ferocidad con que lo persiguieron, fue una suerte que no lo agarraron. Porque suponiendo que lo dejaran hablar y él les explicara que no era judío sino que vestía así para homenajear a Franz Kafka, con que uno de los skinheads supiera que Kafka era judío, cosa bastante improbable pero no imposible, la iba a pasar muy mal.
La fascinación de Gregorio por Kafka no se limitó a leer toda su obra e ir al Ejército de salvación a comprar trajes y sombreros para vestirse como él. No. Fue todavía más allá. Aprendió la técnica de papel maché, y entonces hizo ¡un títere de Franz Kafka!
Se trataba de un títere del tipo guante, para mano. Con ese títere, salía los fines de semana y mantenía larguísimos diálogos en soledad, y también delante de sus amigos.




Diego Recalde, La Meta de Gregorio, Viajera Editorial, 2012.


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