El tiempo circular
A veces uno recuerda a los que se fueron.
Y lo hace con los ojos húmedos,
sin comprender que irse y quedarse
es lo mismo.
Los que se fueron
piensan que los que viajaron
fueron los otros.
No es el tren el que arranca
sino la plataforma la que se desplaza.
Algún día se reencuentra el pasajero
con quien lo fue a despedir
y se abrazan con amor.
Casi siempre es lo mismo
porque Macedonio enseñaba que el dolor
se transforma en placer
y viceversa.
La suma da igual.
No hay por qué preocuparse.
Más bien habría que preguntar,
para confirmar, si la última sinfonía
está siempre inconclusa
y por qué es la mejor.
Eduardo Camisassa, El fin de la siesta.
Viajera, 2013.
Rob Gonsalves |
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