En el analista o el toro por los cuernos
1–
Realmente no sé bien cómo es esto. Ésta es mi primera vez, así que creo que lo mejor sería improvisar. No creo que el asunto sea conmigo. Más bien creo que ocurre en la interacción.
Evidentemente tiene que ser así.
De hecho, ¿qué sentido tendría todo si no?
2–
¿Se da cuenta? Por eso llegué hasta acá.
—No, realmente no, pero
Entonces se calla y escucha. Porque guardarse las cosas hace mal. Hace daño, un gran daño. Un daño de la
gran puta.
3–
No es conmigo el asunto. El asunto lo hacemos todos. El asunto en cuestión no existe. Porque si no fuese así, seguiría siendo así. Volvería a ser asunto y esto no tendría sentido.
—Claro, sí, seguro, pero la idea era
La idea puede haber sido de una forma, pero ya no.
Esto cambió.
Dejó de existir el lugar de la resignación. Del conformismo.
4–
Hasta ahora la cuestión era así, simple, sin pensar demasiado.
Sale de su casa. Para salir de su casa se tuvo que haber levantado. Para eso tiene algún sistema. Un reloj
despertador, una radio, un televisor, un canario, un gallo, una mujer precavida, un marido tierno. Se baña,
o no. Se viste –para vestirse tiene que elegir–.
Y si no, busca entre lo que tiene, lo que lo lleva a elegir.
Desayuna, o no.
Sale de su casa, como quiere o como puede. Llega a donde quiso dirigirse, o no.
Pero llega a un punto. Y así sigue su día. ¿Mejor que qué? ¿Peor que qué?
—Seguro, sí, pero entonces me
5–
Entonces, nada. Entonces, mis huevos. Entonces, ¿dónde? Entonces, para qué. Entonces, veo parejas de la mano. Para volver a estar de la mano. Veo divorciados. Para volver a la soltería. Volver a la jungla.
Entonces, veo chicos entrando a un jardín de infantes. Mujeres comprando anticonceptivos en la farmacia.
Comprando pañales para 80 kilos. Entonces, es momento de hacer un cambio.
Hoy vamos a cambiar, mi querido amigo.
La idea original mutó.
Mana, herpes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario