El tiempo pasa tan absurda, tan ridículamente, que sólo percibimos ese cachito que nos toca todos los días, o no, pero ahí está: el tiempo, listo para ser apreciado, transportado, atravesado por una efímera sensación de sentirnos parte, de saber que ese minúsculo pedacito nos pertenece. Y dominamos el interior, o tal vez un montón de cosas, pero al fin de cuentas todo viene de adentro, de esos impulsos primarios: pasión, poder, ganas de sentirse parte, dueños de ese minúsculo pedacito. Somos esclavos del amor. Y negarlo sería perdernos esa historia tan linda, tan intensa, tan propia de todo lo que duele, desgasta y recarga un poquito más. Dame más de vos.
Y no, no me das.
No siento, no encuentro, no queda nada.
Virginia Janza, Lado Géminis.
Viajera, 2012.
Un baño en Asnieres, Georges Seurat. |
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