Lavandina
las manos
me lavo para recibir un cuerpo
sucio
cubierto de mierda
¡hay que ir limpio a la tumba!
túnicas blancas
envolverán
los huesos secos
y el pelo atado
una vez dormido
no siente
ni el olor
dolor
ocre en las manos
uñas que siguen creciendo
adornos del cajón
madera astillas
penumbra
bajo el barro fresco
y el silencio
cuando acaban los segundos.
María Victoria Verzura, Sentir Óseo.
Viajera, 2010.
Daniel Smith |
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