viernes, 31 de mayo de 2013

Karina Macció, Cecilia Maugeri y Alain Lawo-Sukam en Radio La Colmena


Karina Macció, Cecilia Maugeri y Alain Lawo-Sukam entrevistados en el programa Nunca Fuimos Modernos de Radio La Colmena. Con la conducción de Diego Banfi, Tomás Bar y Julio César Estravis Barcala. 


Escuchá el programa en: Nunca Fuimos Modernos



Maugeri, Macció.


Alain, Sueño con África y micrófono radial de La Colmena.


Nunca fuimos modernos.



miércoles, 29 de mayo de 2013

Sueño con África. Imágenes de la presentación.





























Karina Macció. Todo listo para la presentación.

Renato Dos Santos le puso música y calor a la presentación.

Amalia Sato y sus emotivas palabras sobre Sueño Con África.



Las interpretaciones de Nicolás Di Candia, Daniel Cáseres, Mauricio Dreiling, Rocio Mariño , Virginica Janza y Cecilia Maugeri.


Alain Lawo-Sukam en la lectura.













martes, 28 de mayo de 2013

Sueño con África, la lectura de Karina Macció (Parte III)




La vida fast food y una carta de amor a África

Artista: Robert Aswani

Querida África


Me largué un día lluvioso como prófugo sin decirte adiós.
Fui imantado por los hechizos de otra madre y alucinado por el sueño de una vida mejor.
Solo con mi destino en las entrañas del tiburón mecánico, compruebo con asombro cuánto me querías.

¡África mía! ¡Madre mía!
Tomé por sentado tus cuidados.
Anclado en tu golfo soleado, desdeñé el afecto de tus orillas. 
No tuve tiempo para escucharte, mis ojos pegados 
a la encantada lejanía.
(...)
Hoy, cautivo del trabajo 24/7 en la Torre de Babel, 
se apaga mi mundo con antidepresivos al ritmo de facturas y cuentas mensuales.
El cuerpo se deforma en el infierno de la insípida 
fast food.
La piel negra es presa de insultos en la ciudadela 
de hierro, tan acogedora y villana. 

Hoy, invisible en el océano de rascacielos, ermitaño 
en mis noches de soledad, me doy cuenta de tu amor 
y es tan triste vivir sin ti.
¡Cuánto te quiero! ¡Te quiero tanto!

La carta de amor sólo es posible en ausencia del objeto amoroso, como dice Barthes. Es a la vez un reclamo de esa presencia y una denuncia de su ausencia. Y es aún más fuerte cuando el alejamiento se produjo por quien escribe la carta, arrepentido y exiliado. Otro poema se explaya sobre esta cuestión: “Llámame como quieras: exiliado político, refugiado de guerra, desplazado económico”. Como en las grandes despedidas amorosas, el sujeto no se separa por voluntad propia. Es una fuerza mayor la que lo aleja. En este caso, desde el comienzo y al amparo del prefacio del autor, fue la búsqueda de un futuro mejor, económica y simbólicamente, lo que obligó a partir. 
Por eso, ésta es también la vuelta del hijo pródigo, una forma de reconocimiento al origen y a la madre de leche y lengua, a sus costumbres y creencias. Una revalorización de la identidad que parece haber sido camuflada para sobrevivir. Claro, antes de partir, todo es potencia, esperanza. Sin embargo, el afuera de África tiene sus peligros, que paradojalmente vienen unidos a los beneficios que se pretendía buscar. En esto radica el descubrimiento: del lado de la sociedad más avanzada, de lo que llamamos el “primer mundo”, encontramos otras formas de barbarie, que pueden ser incluso más perniciosas, puesto que no quitan la vida, pero pueden secar el alma.  Ahora la panza está llena, pero el corazón añora, vacío. Ahora el cuerpo está cómodo y luce elegante, pero se halla solitario. Ahora no se trata de sobrevivir, pero ¿cuál es la razón para vivir? 
El confort de la vida urbana, para aquellos que podemos detentarlo, trae otros problemas: nos convertimos en ciudadanos obesos, medicados, rutinarios, obsesionados por no perder nuestro status social o en el mejor de los casos, por seguir ascendiendo. Pasamos del pan por el que había que luchar cotidianamente, y el “pan” rico en cultura que reparte el griot, a la comida rápida de la gran ciudad desarrollada. Me gustaría retomar unas palabras del experto en educación, Sir Ken Robinson, en una charla TED del 2010, donde relaciona el modelo standarizado de la comida rápida con el emprobrecimiento del espíritu. 

Hemos construido nuestros sistemas de educación bajo el modelo de la comida rápida. (...) Hay dos modelos de calidad garantizada en el servicio de comida. Uno es el de comida rápida, donde todo está estandarizado. El otro es como los restaurantes Zagat y Michelin, donde nada es estandarizado, (sino que) están adaptados a las circunstancias locales. Y hemos comprado el modelo de comida rápida para la educación. Esto empobrece nuestro espíritu y nuestras energías tanto como la comida rápida está agotando nuestros cuerpos físicos.
  
Estamos saciados, pero nos sentimos vacíos, irrelevantes. Se vive en la paradoja de necesitar más y más porque cada peldaño de ascensión hacia la riqueza económica nos esclaviza con la manutención de todas las posesiones y servicios que requerimos. El trabajo es una prisión que se come nuestro tiempo. Y el tiempo libre es apenas un recorte horario esquematizado con el que debemos cumplir. 

El comienzo de un nuevo viaje 

Artista: Njuguna
Una nota aún más personal. Cómo llegamos a editar Sueño con África ha sido expuesto, y básicamente se condensa en una cuestión de afinidades poéticas. Pero hay algo que tiene que ver con compartir con Alain Lawo-Sukam, con Eduardo Espina, el hemisferio sur del planeta y proceder de lo que llamamos tercer mundo, países en vías de desarrollo, o simplemente zonas periféricas de la aldea global. 
Varias de las problemáticas que enuncia Alain en su libro son muy cercanas para mí: la existencia de gente mal alimentada en un país con una gran cantidad de recursos naturales, la explotación sin medida de esos recursos, el enriquecimiento ilícito de los funcionarios, los problemas en la educación que vuelven inciertas las posibilidades de mejora de las nuevas generaciones... Coincido, sin embargo, con Alain cuando dice: “La escritura poética empezó a ser para mí un medio de salvación y de resistencia frente a la dureza de la vida (...) una especie de liberación mental que me permite tener, por algunos momentos, las riendas (...) y la sensación de cambiar el mundo con las palabras”.
Creo que ésta es la imposible tarea de quienes hacemos libros. No se trata de pensar que podemos cambiar el mundo con palabras, se trata de desearlo, de intentarlo una y otra vez a lo grande. Por eso, Viajera, una pequeña editorial de Buenos Aires, en un país en el extremo sur, Argentina, abrazó este proyecto y le dio materialidad. Cada libro para nosotros propone un viaje, una transformación, que es ante todo individual, pero que al lograrse impacta, aunque sea mínimamente, en lo social (es lo que está pasando aquí, justo ahora, hemos recorrido un largo camino desde que recibí ese primer manuscrito en el barrio del Abasto, en Buenos Aires). 
Cada libro poético es un desafío sobre la propia lengua, sobre el medio fundamental a través del cual percibimos y construimos nuestro mundo. Sueño con África nos acorrala para que despertemos: las distintas traducciones, versiones y perversiones, como diría Borges, nos obligan a ver los hilos que muchas veces permanecen invisibles, pero que sin embargo, pueden guiar, marcar o entorpecer nuestro camino. Por eso, recomiendo sumergirse en este laberinto y dejarse llevar por la música que empieza a sonar. Descubrir todo de nuevo. Mirar más allá de los estereotipos, más allá de todo conocimiento e ignorancia, más allá de la palabra, como si recién llegaras al mundo y un griot estuviera cantando. Mirar con los oídos, canto que llena y alimenta, resignifica, música que lleva y, de a poco, los ojos vuelven a nacer. 

Karina Macció, 2013.

domingo, 26 de mayo de 2013

Presentación de Sueño con África de Alain Lawo-Sukam

Vení a conocer al autor del libro trilingüe de la colección bífida de Viajera. Alain Lawo-Sukam llega a Buenos Aires para presentar su Sueño con África.





Sueño con África, el nuevo libro de la colección bífida de Viajera Editorial se presenta en Buenos Aires.

Con la participación de:
Daniel Cáseres, Nicolás Di Candia, Mauricio Dreiling, Virginia Janza, Rocío Mariño, Cecilia Maugeri, Karina Macció y Amalia Sato.
Música africana en vivo.


Miércoles 29 de mayo a las 19 
La Casa de la Lectura
Lavalleja 924, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




Alain Lawo-Sukam es docente de Estudios Hispánicos y de la Diáspora Africana en la Universidad de Texas A&M (EEUU). 
Nació y se crió en Camerún (África) donde obtuvo su Maestría en Estudios Hispanos en la Universidad de Yaundé I. Se trasladó luego a EEUU donde recibió su doctorado en Español en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. 
Es el autor del libro Hacia una poética afro-colombiana: el caso del Pacífico (2010) y ha publicado ensayos de investigación en prestigiosas revistas nacionales e internacionales sobre la literatura y cultura afro-hispanas de las Américas y de África. Sueño con África es su primer libro de poemas.



Sueño con África de Alain Lawo-Sukam

Sueño con África

Sueño con un continente 
que renace de sus cenizas
despunta en el horizonte de la noche 
divino fuego de aurora.

Sueño con una comunidad 
que reverdece el desierto 
doma la selva
se nutre de cuscús y fufú.

Sueño con un pueblo 
encantador y cariñoso 
orgulloso de su cultura 
la paz en el corazón.

Sueño con una familia 
que madura con sabiduría
actúa con inteligencia 
vive con fe.

Sueño con África 
mi corazón palpita 
sol de flores
en la noche negra.


Dream of Africa

I dream of a continent 
reborn from its ashes 
rises in the night skyline 
divine fre of aurora. 

I dream of a community 
greening the desert
taming the forest 
eating cuscus and fufu

I dream of people 
charming and loving 
proud of their culture 
peace in the heart. 

I dream of a family 
that grows with wisdom 
acts with reason 
lives with faith. 

I dream of Africa 
my heart pounds 
sun of fowers 
in the darkest night.


Rêve d’Afrique

Je rêve d’un continent 
qui renaît de ses cendres 
se lève à l’horizon de la nuit
divin feu d’aurore. 

Je rêve d’une communauté 
qui reverdit le désert 
dompte la fôret 
se nourrit de couscous et foufou

Je rêve d’un peuple 
charmant et tendre 
orgueilleux de sa culture 
la paix dans le cœur. 

Je rêve d’une famille 
qui grandit en sagesse 
agit avec intelligence 
vit avec foi. 

Je rêve d’Afrique 
mon cœur palpite
soleil de feurs
dans la nuit noire.


Glosario / Glosary / Glossaire

Cúscus, couscous: Plato tradicional hecho a base de maíz o sémola de trigo molido. // Traditional dish cooked with maize or ground wheat semolina. // Plat traditionnel fait à base de maïs ou de la semoule de blé moulu.

Fufú, foufou: Plato tradicional y alimento básico en África Central y Occidental. Está hecho a base de mandioca fermentada, molida y disecada. // Traditional dish and basic food in Central and West Africa. It is made of fermented, ground and dissected cassava. // Plat traditionnel et aliment basique en Afrique Central et Occidental. Il est fait à base de manioc fermenté, moulu et disséqué.

Alain Lawo-Sukam, Sueño con África, Viajera Editorial, 2013.


Angus Walters, artista camerunés.


sábado, 25 de mayo de 2013

Mujer africana



Mujer africana


Mujer africana
madre del trópico 
hija del río 
prometida del valle 
amante del desierto.
             Negra, te quiero negra

Tostada por el divino sol
tu piel oscura del crepúsculo 
brilla como el ébano del Congo 
la obsidiana del Nyiragongo
             Negra, te quiero negra

Rocío matutino de mi alma 
ternura de mi espíritu alborotado 
eres la culebra de mis sueños
la dulce espina de mi corazón 
hechizo codiciado por los hombres.
              Negra, te quiero negra

Bienaventurada eres tú
tus entrañas fecundan el continente 
tu seno, río de cristales
llena de luz el amanecer sombrío.

Abuela, Mamá, Tía, Novia, Hermana 
Mujer africana, me diste la vida
me enseñaste el amor.




African woman

African woman 
mother of the tropic 
daughter of the river 
fancée of the valley 
lover of the desert. 
           Black, I love you black 

Tanned by the divine sun 
your dark skin from twilight 
shines like the Congo’s ebony
the Nyiragongo obsidian. 
           Black, I love you black 

Morning dew of my soul 
tenderness of my troubled spirit 
you are the snake of my dreams
the sweet thorn of my heart 
spell coveted by men. 
           Black, I love you black 

Blessed are you 
your bowels fertilize the continent 
your breast, river of crystals 
flls with light the gloomy dawn. 

Grandma, Mum, Aunt, Girlfriend, Sister 
African women, you gave me life 
you taught me love.



Femme africaine

Femme africaine 
mère du tropique 
flle de la rivière 
fancée de la vallée 
amante du désert. 
           Noire, je t’aime noire 

Bronzée par le soleil divin 
ta peau foncée du crépuscule 
brille comme l’ébène du Congo 
l’obsidienne du Nyiragongo. 
           Noire, je t’aime noire 

Rosée matinale de mon âme 
tendresse de mon esprit troublé 
tu es la couleuvre de mes rêves 
la douce épine de mon cœur 
envoûtement convoité par les hommes. 
           Noire, je t’aime noire 

Heureuse es-tu 
tes entrailles fécondent le continent 
ton sein, rivière de cristaux 
remplit de lumière l’aube sombre. 

Grand’mère, Maman, Tante, Copine, Sœur 
Femme africaine 
tu me donnas la vie 
tu m’enseignas l’amour.



Alain Lawo-Sukam, Sueño con África, Viajera Editorial, 2013.

viernes, 24 de mayo de 2013

Sueño con África, la lectura de Karina Macció (Parte II)


Aquí, la segunda parte de la presentación de Karina Macció en el Texas A&M University Simposium sobre el libro de Alain Lawo-Sukam, Sueño con África.




La madre-tierra natural 

África aparece representada como una mujer. Siempre adjetivada y connotada en femenino, el poeta le habla como un enamorado o como un hijo. Éste fue uno de los casos donde extrañamente el inglés, idioma que no distingue en sus significantes el género, con el uso de la palabra “motherland”, nos resaltó la importante carga femenina que se le asignaba a la palabra “patria” en español, o “patrie” en francés. Si bien ambos términos son femeninos, derivan de “pater” en latín: el padre, el paterfamilias y toda una organización que gira en torno a él, son evocados por estos significantes. La construcción que el poeta hace de África propone una tierra generosa, dadora de vida, una madre que se brinda completa a sus hijos, una mujer ultrajada por los “conquistadores” y “piratas”. Sin embargo, lo que quiero resaltar es la potencia femenina que el poeta elige mostrar, potencia que posibilitaría la reconstrucción, la “resurrección” de todo el continente. Por eso, “patria” en este libro debe entenderse como “matria”. África es la tierra-mujer de la naturaleza exuberante y variada, de la música constante, de la magia:

Viviendo en tu seno 
recorrer el mundo entero 
no es más que una ilusión lejana.
Desierto, sabana, selva
guardas en tu canto. 
De la jirafa a la hormiga
tu fauna me ciega de maravillas. 
Artista: Ndambo


El mundo entero está en África. Y si tomamos la procedencia del autor, nacido en Camerún, a este país se lo denomina "África en miniatura" por su diversidad de paisajes, etnias y culturas. Alain compara a África con otras tierras maravillosas de la literatura para realizar, de esta manera, su fundación literaria: “Antes de que amaneciera Carpentier en Sans Souci, antes de que García Márquez descubriera Macondo, fuiste tú, África, tierra del realismo mágico, mundo de lo real maravilloso.”.
Nuevamente, el poeta pone a África primero. Se trata del origen de lo real maravilloso. Como dice el mismo Alejo Carpentier, lo real maravilloso no tiene que ver sólo con un movimiento literario, sino con una forma de percibir la realidad y de estar en ella. Lo cotidiano deslumbrante y absurdo es vivido con normalidad en las tierras americanas, en Latinoamérica. Hechos que escapan a la lógica suceden todo el tiempo y constituyen el acontecer diario. 

Lo real maravilloso, en cambio, que yo defiendo, y es lo real maravilloso nuestro, es el que encontramos en estado bruto, latente, omnipresente, en todo lo latinoamericano. Aquí lo insólito es cotidiano, siempre fue cotidiano, los libros de caballería se escribieron en Europa, pero se vivieron en América.” (Lo Barroco y lo Real Maravilloso, Alejo Carpentier)

Esta referencia me hacía un guiño y me obligó a ponerme en perspectiva: con África como precursora de estas tierras, las americanas, y con una nueva capa de realismo maravilloso, todo cobraba más sentido. La misma maniobra que Borges en Kafka y sus precursores, aunque al revés, aquí se trataría de África y sus sucesoras, la matria de lo insólito cotidiano. 


El encanto de la música

Otra palabra que despertó nuestra curiosidad fue el uso de “chant”, que dada la posibilidad, aparecía en inglés y en francés con el mismo significante, pero en español alternaba entre “canción” y “canto”. Sin embargo, la elección de “chant” le daba una connotación religiosa, coral y poética que se perdía en el uso más cotidiano de “canción” o “chanson”. Por un lado, el cantar está asociado a un ritual que tiene que ver con la plegaria o con la poesía. Y así la poesía también aparece unida a la épica y por ende a la historia. Por otro lado, se encuentra el cantar como una acción que remite a la infancia. En este sentido, aparecen dos claros ejemplos: la canción de la niñera y la canción de cuna. Aquí se distinguía también la palabra en inglés y en francés, “song” y “chanson”.
Me interesar volver a “canto”/ “chant” y a todas las posibilidades que se despliegan. Todo el libro puede ser visto como un gran canto a África que va variando de tono. Principalmente exclamativo, se realiza una invocación y una alabanza, pero se alterna con el lamento que lleva a una tristeza y a una reflexión profunda. Me pareció entonces que se podía caracterizar como una “eulogía”. Esta palabra llega a mí desde el inglés: “eulogy”. En castellano termina convirtiéndose en un nombre de mujer, Eulogia, que se vuelve grave, sin tilde. Proviene del griego y significa “decir bien”, pronunciar buenas palabras, alabar. El sentido de “eulogy” en inglés, que deseo retomar como “eulogía” en español, se refiere a un tipo de discurso que se pronuncia en un funeral para nombrar todas las buenas cualidades de quien ha muerto, o también puede servir para rendir tributo, celebrar, a quien está vivo. 
Este sentido de “eulogía” no existe en español, pero creo que es parte del procedimiento de lectura de Sueño con África. No alcanza el español, el inglés, el francés, no alcanzan las lenguas africanas. Cada sistema aporta la suyo y genera uno nuevo, poético y personal. Con su polifonía permanente, con su nueva lengua y su nueva significancia, necesité un concepto que procedía del inglés y no tenía equivalente en castellano. 
“Eulogy” o “eulogía” posee un sentido distinto del de una composición elegíaca, fundamentalmente un poema de lamento, que surge en ausencia definitiva de su objeto. Por el contrario, lo que me interesó de eulogía fue su ambivalencia en cuanto a la existencia física o no de su objeto, y la gran diferencia respecto del tono, que se construye a partir de lo positivo. Sueño con África no es un libro de lamento, aunque se lamenten las guerras, el hambre, los gobiernos corruptos. Prevalece la celebración de todas las cualidades que permiten una salida a los problemas del continente. Desilusión y festejo, desesperación y esperanza. Claro que en esta creación poética de África, hay algo que necesariamente está perdido. Para empezar, el referente, ese continente real. El libro sólo es posible gracias a la distancia. Esa perspectiva, propia del viajero y del exiliado, permite abarcar más plenamente el tema. También están perdidas la abuela bangwa, la niñera que cantaba para dormir a unos niños que ya no son más. Es la infancia, es África, es el recuerdo. Y sólo a través de la lengua, de las múltiples lenguas, esto se puede revivir, o volver a crear. 
Todo documento de civilización es también un documento de barbarie, reflexionaba Walter Benjamin. Aquí se trata de lo mismo. Las cualidades y logros que se nos presentarán como propias del pueblo africano, no dejarán de lado la devastación de los conquistadores, la opresión de ese pueblo y al mismo tiempo, una vez alcanzada la libertad por medio de sangrientas batallas e innumerables sacrificios, la propia incapacidad, que lo lleva a seguir cometiendo los mismos errores, a caer de nuevo en la corrupción.

La eulogía se realiza a través de la poesía cantada por el griot, figura similar a la de un bardo, trovador o juglar. El griot, considerado un líder dentro de la comunidad, conserva y propaga el tesoro de las tradiciones orales, de la historia del grupo, a la vez que se mantiene informado sobre la realidad cotidiana y los hechos importantes del presente. Con la puesta en escena del griot, todo el libro se musicaliza y puede captarse más sensorialmente, más auditivamente. Entre la prosa poética, de índole narrativa, que intenta reponer hechos históricos, creencias religiosas, mitos y costumbres, y una poesía de exaltación con un ritmo fuerte y ascendente, que bien podría ser acompañada por instrumentos de percusión, el griot es el personaje que media muchas veces la voz del autor, es la máscara necesaria, imprescindible para que este libro “suene”. Cito un poema:

La luna brilla sobre la cabeza de la ceiba sagrada. Vestido majestuosamente con su gandura y con su gorro kufi, el griot mira al cielo en comunión con las estrellas, en diálogo con la historia. El coro juvenil anuncia su presencia y despierta a los búhos aterrados. 

Canta, griot trovador 
canta, juglar de capa negra 
canta, hermano mío.

Alza la voz angélica
deja vibrar las cuerdas vocales 
y entona un canto nuevo
con la kora, la sanza, el mvet
el címbalo sonoro.


Ahora podemos escuchar la voz del griot que intenta aconsejar a un público infantil. 
¡Escuchadme, hijos míos, mi África!
Ayayo ayayo ayayoooooo 
Más vale dar poco que prometerlo, guerrero bamileke tan preciado.
Ayayo ayayo ayayoo ééé ééé
El hombre se hace hombre por los otros, lejano tsonga de mi alma.
Ayayo ayayo ayayoooooo 
El río sigue su curso sin aguardar al sediento, bendito pueblo kikuyu glorioso.
Ayayo ayayo ayayoo ééé ééé
El que quiere miel afronta a las abejas, picaduras de mi tierra wolof.
Ayayo ayayo ayayooooooo 

De “eulogía” también me gustaría rescatar el sentido que adquiere dentro de la religión católica, único momento en que encontré la palabra con tilde, aguda. La eulogía es concretamente el pan que se distribuía, después de haber sido bendecido, en las comunidades cristianas de los primeros siglos. Aún hoy, en algunos lugares, se distribuyen estos pedacitos de pan para quienes no pudieron comulgar. No se debe confundir con la eucaristía, que sólo se otorga durante la celebración de la misa. “Pan bendecido”, el término eulogía se ha vuelto sinónimo de “bendición” y “regalo”. Metafóricamente, el canto del griot funciona como el alimento de las mentes y las almas de quienes lo escuchan. En el poema mencionado, son los niños su público, y a ellos el griot intenta transmitirles enseñanzas básicas de la vida. 

Al grito macabro del lúgubre duende, se despide el griot con la última melodía de la kora. Los niños temerosos vuelven a sus chozas con la cabeza pensativa y los ojos soñolientos.

La impronta católica recorre el libro. Sincretismo y mestizaje, me interesa resaltar el “pan” como bendición, alimento a la vez real y simbólico. El mismo Alain habla de las dificultades económicas que tuvo que afrontar, enlazando lo alimentación del cuerpo con la de la mente.

Crecí en un país donde para sobrevivir hay que ser pragmático. Mi mayor preocupación era superar el hambre por medio de una buena educación que me permitiera encontrar un trabajo conveniente para garantizarme el pan cotidiano.

El pan nuestro de cada día –como dice la oración católica–, el alimento básico. Sin ese pan es imposible sobrevivir, pero una vez que la “panza está llena” –expresión que se repite a lo largo del libro– es una obligación y una necesidad volver a la poesía, concebida como una conjunción de música, tradiciones, historia y visión personal. La poesía es la única forma de expresión humana capaz de liberarnos, una alternativa válida a la opresión, una forma de cambiar el mundo porque es una forma de construirlo. Si no ideamos o soñamos la mejor África posible, si no decimos lo que encontramos destruido y corroído, ¿cómo sería posible cambiar? En este libro, la palabra es una puerta que se abre hacia un futuro que deseamos. La palabra es algo real, tan concreto como un ladrillo, que aún cubierto, invisible dentro de una pared, es parte fundamental de una edificación. Y la poesía es el pan simbólico, bendición y regalo, que ofrece el griot a quienes escuchan. Cito de nuevo a Octavio Paz: "Negación de la religión: pasión por la religión. Cada poeta inventa su propia mitología y cada una de esas mitologías es una mezcla de creencias dispares, mitos desenterrados y obsesiones personales."
Roland Barthes escribe al comienzo de Fragmentos de un discurso amoroso, “Es pues un enamorado el que habla y dice:”. En Sueño con África podríamos anteponer: “Es un griot el que entona”, un griot enamorado. 


Karina Macció, 2013.



jueves, 23 de mayo de 2013

Sueño con África, la lectura de Karina Macció (Parte I)


Palpitando la próxima presentación de Sueño con África en Buenos Aires, compartimos la ponencia de Karina Macció en el Texas A&M University Simposium. 
A continuación transcribimos la primera parte.


Sueño con África, entramado de voces y música para despertar

Sueño con África llegó a mí en forma de manuscrito, gracias a la recomendación de un poeta que quiero y respeto mucho, Eduardo Espina. Además de ser editora, también soy poeta, y la afinidad que se genera entre los que cultivamos la poesía es muy fuerte. Nos atendemos, nos escuchamos. Es difícil ser leídos, por eso nuestros primeros lectores son muchas veces colegas y amigos. 
Inmediatamente sentí una fuerte atracción por el libro. Era un viaje. Me llevaba hacia las tierras africanas, me brindaba su música, sus creencias, sus tradiciones. El paisaje se iba armando a través de los poemas de una manera sutil, con epifanías contundentes que me revelaban un amanecer, un ritual infantil nocturno, una naturaleza prodigiosa. Un efecto curioso captó mi atención en esta primera lectura. Las palabras en español a veces sonaban extrañas, como si les faltara algo, como si buscaran un complemento, como si estuvieran abiertas. Me ponían en un brete, me cuestionaban. Recordé un libro de Julia Kristeva, El porvenir de la revuelta, especialmente el capítulo llamado “El amor por la otra lengua. La otra lengua o traducir lo sensible”. Empieza así: 

Se distingue inmediata y básicamente al extranjero del que no lo es porque habla otra lengua. En una observación más minuciosa, el hecho es menos banal de lo que parece; revela un destino exorbitante, tragedia y elección al mismo tiempo. Tragedia porque el ser humano, ser hablante, habla naturalmente la lengua de los suyos, lengua materna, lengua de su grupo, lengua nacional. Cambiar de lengua es equivalente a perder esta naturalidad, a traicionarla o, por lo menos, a traducirla. El extranjero es esencialmente un traductor.

Agregaría lo siguiente: “El traductor es esencialmente un poeta”. Sueño con África es una traducción en tantos sentidos que vale la pena intentar desentrañarlos. 
Como nos sucede a los que nos dedicamos a la escritura, está esa traducción preliminar en la que intentamos ir de un pensamiento, idea, recuerdo o sensación, todos ellos fluidos y dispersos en nuestra mente y cuerpo, a un formato material que nos otorga la lengua. El primer paso trata, justamente, de esa “puesta en lengua”, de la traducción de una incorporalidad íntima y real en nosotros a una corporalidad socializable por medio del idioma. Por esta razón, lo antes fluido suele parecer chato, lineal, simple, sin esa riqueza que hallábamos dentro. He ahí el trabajo del escritor, del poeta. 
Alain había atravesado esa etapa con éxito, pero habiendo traspuesto además otras traducciones. No era preliminar en ningún sentido. El problema era que el español no era la lengua materna de Alain y yo lo había notado en la lectura del manuscrito. Había un “dejo” de traducción inasible en el libro, que despertaba en mí una curiosidad lingüística, que me llamaba a detenerme en cada palabra. Comencé a entender que cada una era un punto de llegada, y que debía desandar camino. ¿De dónde venían? Eran objetos que se levantaban de la hoja y me miraban, poniendo a prueba mi castellano. Alain se explayó iluminadoramente sobre esto:
 ¿Cómo es posible que un camerunés de habla francesa e inglesa escriba poesía en español? Traté de escribir mis poemas en francés y luego en inglés, pero no me salieron las palabras adecuadas. Pensé que este fenómeno era extraño y que era yo el problema; pero cada vez que me ponía a escribir, las palabras fluían en español y no en francés ni en inglés. Siguiendo el consejo de mi hermano, me decidí a escribir en español. Aunque no puedo explicar con certeza la inspiración en esta lengua, una de las razones reside en el amor que siento por ella, y en el hecho de haberla escogido para mi carrera desde el primer año universitario. La mayoría de los poetas que leí en aquel entonces escribían en español. La belleza del lenguaje así como el lirismo y el compromiso social de sus obras conmovieron mis pensamientos. 

Pero ni siquiera se trataba del francés y del inglés, lenguas que convivían desde siempre en Alain por nacimiento y educación. Había mucho más. Los textos estaban plagados de palabras en otras lenguas, algo que percibía desde mi ignorancia como “africano”. Sin embargo, cada una de estas palabras tenía un origen diferente. Investigué un poco más.
Habitan Camerún más de doscientos grupos étnicos y lingüísticos. El número de lenguajes listados es de 286, de los cuales 280 están vivos y 6 extintos. De los vivos, 11 lenguas son institucionales, 96 se hallan en desarrollo, 106 son vigorosas, 43 están en problemas y 24 se hallan muriendo. 
Quedé impactada.
La primera versión del libro me llegó en español con la proliferación de palabras en swahili, bangwa, amharic, wolof, zulú, bamileké, yoruba, por mencionar algunas. Cada una de estas lenguas se relaciona con una etnia y con un lugar específico en África. Por ejemplo, en el caso del grupo yoruba, se hallan en el oeste africano, y la mayoría se encuentra en Nigeria. Ahora bien, además de asociarse una etnia con una lengua y todo esto con una disposición geográfica, también cada grupo mantiene ciertas creencias religiosas. Muchos “comparten” dioses, pero cada divinidad recibe una denominación específica y a veces sufren transmutaciones, que los hacen ganar o perder atributos, o hasta cambiar de sexo: “Sàngó poderoso Yakutá/ te llamaron diablo/te convirtieron en Santa Bárbara/te alabaron como Sainte Anne”.
De repente me vi arrojada en el centro de un laberinto cultural, una trama compleja de muchísimos hilos de alta densidad. Como dije, recibí la primera versión de Sueño con África en español, pero con la nota-carta de Alain que hoy figura en la edición final. Él necesitaba explicarse. Él, como Kristeva me había musitado al oído, sabía que este español poseía algo extraño, no natural, algo que hacía que uno fijara los ojos pasmados en cada palabra conocida y desconocida a la vez. Charlamos con Alain, le preguntamos si estaba dispuesto a traducir su libro al francés y al inglés. Así empezó la segunda etapa, una aventura en tres idiomas que dialogan incesantemente. Con Cecilia Maugeri coordinando el proyecto, se sucedían los encuentros, las interrogaciones, las conversaciones que ampliaban nuestra red simbólica, pudiendo sugerir, desde nuestra labor de editoras, que alguna palabra en español resultaba más precisa que otra. Esto ocasionaba revisiones y reescrituras por parte del autor que seguían enriqueciendo el texto. 
Cuando me llega la última versión, me deslumbró otra vez, pero ahora con una polifonía puesta en escena que me permitía perderme con confianza en ese laberinto poético. Ahora no sólo contaba con el español, el inglés y el francés, sino que había un glosario de palabras que me describían parte de la cultura y la religión africana que poblaba el libro. Lo que antes me había resultado opaco, ahora brillaba porque encontraba contra qué rebotar: las tres lenguas eran necesarias, y todo lo que venía de África, además, estaba en primer plano.
Cada elemento lingüístico del libro apunta a construir un mundo nuevo, el del poeta y su tierra, su forma de mirar y recordar su procedencia, sus costumbres. No se trata aquí de encontrar una guía antropológica para sumergirse en África. Eso puede deducirse o intuirse, pero no es el corazón del libro. Su corazón es la construcción poética de una tierra-madre-naturaleza, origen del poeta y según él mismo, de todos los seres. Como dice Cecilia Maugeri en el postfacio: “Sueño con África es una invitación a beber de las fuentes y a recordar que para la tierra, todos somos hermanos, blancos y negros por igual, todos venimos de África.”. Octavio Paz, uno de los autores que menciona Alain como referente, propone que el poeta crea un mundo dentro del mundo, una lengua dentro de la lengua, un tiempo dentro del tiempo. Esa creación es Sueño con África.


Karina Macció, 2013.


martes, 14 de mayo de 2013

Cecilia Perna en Viajera Visita


María Cecilia Perna. Nació en Zárate, provincia de Buenos Aires, el 9 de marzo de 1979. Es Profesora y Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires, donde desarrolla actividades de investigación. Publicó los libros de poesía La boca de Mercurio (Siesta, Buenos Aires, 2003) Libro Chino (Gog y Magog, Buenos Aires, 2009) y Vísperas (Zorra/Poesía, Buenos Aires, 2009) con dibujos de Alfonso Piantini, así como también la plaquette Gebirge (Zorra/Poesía, Buenos Aires, 2005). Participó y colaboró en la edición de la Trilogía Poética de Mujeres en Hispanoamérica (La cuadrilla de la langosta, México, 2004) así como en diversas antologías y publicaciones electrónicas. Es colaboradora permanente de Revista Ruleta China.







Te sigo (pausa)
de cadera los violines
que están tensando el aire. Desordenadamente 
(empuje) asiento 
y descubro la proeza de un movimiento ligado
al piso. Piso y sin soltar
la espalda feroz
de mi compañero, me excluyo (golpe
de cadera sobre el aire) bajo
la intensidad del empuje. Ya está ya fue es
completamente inútil — tengo que volver a las palabras
paso
la boca sobre aire apenas suave
del cielo
abierto (pausa) sobre el aire
del cuerpo afín que no me importa un bledo
volver a encontrar (planeo) te quiero así
lo mismo — sigo
que no me importa un bledo lo que voy dejando atrás 
atrapada
en mi caparazón acuosa
de lágrimas por todo 
lo que perdí (me recupero)
tomo aire fuerte en los violines. La cadera
es la que empuja. Te doy 
(soporte) 
de aquí en más. Yo soy tu tierra 
soy 
la base de tu salto 
de tu giro en diagonales (pausa): 
me estoy preparando para eso
— un bledo lo que voy dejando atrás, es historia 
de llanto de pérdida (afuera)
para atrás 
que se va que se disuelve en (empuje
del aire que rebota) la tierra 
y eso es simplemente 
dar un salto — 

(suelto peso) la cadera es como un barco es el punto
ahora más amado de mi cuerpo
mi amado
la cadera me trasporta tiene un vaivén
de nube
pesada con sus huesos, claros al contorno
ya astillero
de los barcos que se llevan
los secretos adentro — 
carne negra, fuego
adentro sí son mías las caderas y podés 
tocarlas cuando quieras, 
— me divierte, saber que puedo seguir escribiendo
después de las vísperas 
no había 
nada más que un cuerpo en bruto
el mio — así, 
de carne de astillero
de barco de cadera con violines que no son
ese Titanic 
que baja a pique en el agua hasta darse la trompa contra el fondo
del mar sino violines 
de parranda (pausa). 
Yaraví de cualquier aire
tenso que bajando por el hueso (todavía 
te quiero) se desliza hasta pegar
el músculo y la piel a la memoria
del amor (me recupero) del dolor del movimiento — del vaivén sobre la tierra
el airecito 
pegado con dulzura a los violines 
mi cadera y el vaivén que hacen del aire
de nuevo
— música acoplándose a la tierra.