Miráte un poco, pollito mojado, pasado, cansado, podrido, re podrido.
Infeliz que ni siquiera se da cuenta de que para el precipicio faltan escasos pasos, sabiendo que una piedra puede producir la avalancha mortífera.
Me pregunto con más inocencia que nunca, cuando tu cuerpo yace y tu cabeza reposa sobre tu almohada –perfectamente blanca, imagino– ¿enfrentarás la realidad o esa diaria locura te cubre hasta el punto de la rotunda autonegación?
Entendería ese cansancio, previo a la derrota.
María Victoria Verzura, Sentir Óseo.
Viajera, 2010.
Hermine in bed, Jules Pascin |
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