inflado
no tener que reprimir
nada
todo al alcance
salvo:
el cuerpo
desmoronado
astillas repartidas en formas desiguales
¿y para qué
estos segundos?
si son eternos
no alcanzan
la cura es larga, incierta
carcome el impulso
quiero puedo
–no puedo–
ocio inútil
se hace espera
me desespera
hasta colmarme de preguntas de cambios
nada fluye
todo se mueve
–si se mueve–
las manos los dedos los hombros
los días me quedo
sentada
concibiendo
el milagro
María Victoria Verzura, Sentir Óseo.
Viajera, 2010.
Girl with a doll, Jules Pascin |
Por suerte, aún quedan mujeres dispuesta a concebir un milagro...
ResponderEliminarQue bello poema...
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